Está bien, ya para empezar nuevo año, resaltar testimonios que invitan a dedicar la vida al servicio de nobles causas, dejando de lado tendencias a propiciar discordia y discusiones inútiles. Trabajar denodadamente por causas importantes que impulsan obras estables al servicio de la humanidad, qué noble propósito y qué útil aprovechamiento de la vida. ¡Esos han sido los 75 años de vida sacerdotal, que, el 14 de diciembre pasado, completó el dignísimo Cardenal José de Jesús Pimiento Rodríguez.
Nacido en Zapatoca (Santander) el 17-02-19, de honesto hogar, hizo primeras letras baja la guía de las Hermanas Betlemitas, de donde pasó al Seminario de San Gil, culminando sus estudios en el Seminario Mayor de Bogotá. Fue ordenado Sacerdote por el Ven. Ismael Perdomo, el 14-12-41, en la Catedral de Bogotá. Prestó, luego, servicios presbiterales en la Diócesis de San Gil, especialmente en Coordinaciones de Acción Católica y de Pastoral Social.
Fue llamado al Episcopado por el Papa Pio XII, consagrado Obispo el 28-08-55, con designación de Auxiliar en Pasto del Sr. Obispo Emilio Botero, cargo que cumplió con gran dedicación hasta 1959, cuando fue designado Obispo de Montería, a la que dio notable avance pastoral. En 1964 fue designado Obispo de Garzón (Huila), Diócesis fundada en el año 1900 y que comprendía todo el Departamento del Huila. En ese momento se le agregó en el título a “Neiva”, capital del Departamento.
En esta Diócesis llevó adelante gran labor apostólica, continuando la obra de grandes Predecesores: el apóstol del gran Tolima, Mons. Esteban Rojas Tobar; Mons. José Ignacio López Umaña, quien fuera, luego, Arzobispo de Cartagena; Mons. Gerardo Martínez Madrigal, dinámico antioqueño que creó muchas Parroquias y edifico excelente Seminario.
Afrontó, Mons. Pimiento, el derrumbamiento de la mitad de los templos del Huila por el terremoto de 1967. Asistió al Concilio Vaticano II, e inicio el impulso de sus reformas. En julio de 1972 fue erigida la Diócesis de Neiva, segregada de la Garzón, quedando Mons. Pimiento como Obispo de Garzón.
Siendo Obispo de esta Diócesis, fue elegido Presidente de la Conferencia Episcopal, cargo para el cual fue reelegido en 1975. Siendo Arzobispo de Manizales, a donde fue promovido en 1974, realizó destacada labor en esa Presidencia, desde donde impulsó diversos frentes de Pastoral, unido a un vigoroso Episcopado, hizo frente a momentos decisivos de la vida nacional, con la colaboración, pero con gran independencia, de los gobiernos, adelanto la preparación y firma del Concordato de Colombia con la Santa Sede, en 1973, ratificado por el Congreso en 1974.
Fueron 19 años de labor en Manizales, en donde inicio el gran método pastoral Sistema Integral de Nueva Evangelización, y dejó huella por sus escritos pastorales. A sus 75 años de edad, le fue aceptada la renuncia a la Arquidiócesis. Pasó, pronto a residir en Piedecuesta (Santander) desde donde ha sido llamado a dirigir retiros espirituales en distintas Diócesis, y a ejercer como Administrador Apostólica en la Diócesis de San Gil (2001-2003).
Lleno de méritos, con mente lúcida y carácter vigoroso, deseoso de lo mejor para la Iglesia y para Colombia, en enero de 2015, fue sorprendido con el nombramiento de Cardenal por el Papa Francisco, como manifiesto reconocimiento de sus años de admirable servicio a la Iglesia.
En medio de un mundo de tantos ataques y de tantos empeños por borrar el camino trazado por Jesús, de tantos hijos de la Iglesia que fallan grandemente frente a lamentable flojedad en hacer frente a errores y desviaciones de individuos, instituciones y gobiernos, qué bien destacar ejemplo como el del Cardenal Pimiento. A él, por lo realizado y por lo que aún puede realizar, le cabe decir como San Pablo: “he combatido el buen combate, he llegado a la meta de la carrera, he conservado la fe”. (II Tim. 4,7).
*Obispo Emérito de Garzón
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