El país está llamado a actuar de manera integral para proteger vida, salud y sostenimiento básico para la nutrida población de siete departamentos, al borde de la cadena de derrumbes al llano.
La ayuda se cumple con buena intención y paso inseguro, sin claridad en ejecución a futuro. Cada ciudadano cree tener fórmula de solución; como es costumbre, cuando las tragedias golpean.
Sin caer en pánico, lo avizorado por expertos en ingeniería vial y geofísica, establece que la agreste región montañosa inestable, puede repetir resultados trágicos, a futuro.
Naturaleza se impone sobre ingeniería, 50 años después de crearse la vía al Llano, tampoco es para sostener qué, cómo en otros países, las autopistas son perfectas, en vía al progreso humanitario y económico.
Aquí las montañas, tienen otra consistencia, bajo aguaceros fuertes e interminables y, sol con intensidad en periodos prolongados. El fenómeno natural, no debe utilizarse para enfrascar al país, en controversias, buscando culpables.
Tampoco pensar en reversa, sobre si la autopista, o sencilla carretera, pudo haberse trazado más al sur de Cundinamarca, para luego girar, hacia el oriente, al parecer con más espacio al entrar al Meta.
El bloqueo es presente y no pasado. Los derrumbes no están solo, en kilómetros 54 y 68, sino también a una extensa área en periferia de Cáqueza y Guayabetal; la continuación con invierno, inundaciones y derrumbes que sacuden las regiones de Casanare, Guaviare, Huila, Caquetá y Putumayo.
Meritorio el aporte de la FAC, con transporte para personas en prioridad médica, adultos mayores, mujeres en embarazo y menores de todas las edades. La vía aérea no debe descartarse.
Cabe preguntar: Dónde está -Satena- empresa comercial del Estado; debería estar operando con tarifas especiales para la situación. El puente aéreo, se requiere a Villavicencio y Apiay, para pasajeros y carga, como labor asistencial y sin fijarle límite al servicio.
La emergencia es tragedia. Líneas aéreas a Villavicencio podrían aplicar tarifas bajas para pasajeros y productos básicos, en ambos sentidos. ¿Tiquete a más de 200 mil pesos? Es derrumbe, pa’l bolsillo.
Válida la idea de construir cable aéreo en Guayabetal, para la zona ubicada en acceso al llano; es sugerido por alcaldía y habitantes. Sin burocracia y sin politiquería, esa alternativa no debe descartarse.
El plan de acción para atender la tragedia, ojalá no se limite a emergencia económica, social y ambiental para luego olvidar todo, como ocurrió con Armero.
El rescate humanitario y material, debe ser indefinido, con o sin invierno; La característica montañosa es inestable, en medio de ríos y quebradas.
El país reclama acelerar protección, con ojo abierto, contra corrupción en el manejo de presupuestos asignados y, además con imparcial contratación de las constructoras de obras.