“Al rojo vivo” guerra en Oriente Medio | El Nuevo Siglo
Lunes, 30 de Septiembre de 2024

Lo que comenzó con los ataques de Hamas (en árabe “fervor” y acrónimo de Harakast al-Muqawama al-Islamiya, Movimiento de Resistencia Islámica) en contra de Israel y la respuesta inequívoca de éstos a la Franja de Gaza, ha desembocado -como se venía venir- en un escalamiento de una guerra en el Oriente Medio, que está involucrando a varias naciones de esta región.

Israel mandó un fuerte bombardeo hace pocos días al sur del Líbano, a una de las zonas más densas en esta población de Beirut, dirigido a los bastiones de Hezbollah, se supone que eliminaron a su jefe, Hassan Nasrallah. El saldo, cientos de muertos.

Mataron también, al líder de Hezbollah Ibrahim Aqil, jefe de la unidad élite. Los israelitas quienes usaron misiles de alta precisión argumentaron que fue un acto selectivo, a pesar de que fue dirigido al corazón de una ciudad, respondiendo a los 140 cohetes enviados por los chiitas. Este ataque ha sido uno de los más duros a pesar de que en la frontera los hay diariamente. El líder chiita Kassam Abdala había prometido represalias por la detonación el 7 de octubre, de celulares, bíperes, motos, carros, que llevaban una bomba inserta, se habla de 5.000 dispositivos, dejando a Hezbollah incomunicado. USA, la ONU y OEA hicieron un llamado a la moderación.

Hezbollah es el grupo terrorista más peligroso del mundo y el enemigo más serio de Israel. Tienen 30.000 milicianos y 50.000 reservistas. Irán los soporta con 780 millones de dólares al año. Además de los 110.000 misiles y armamento de última tecnología. Teherán lo que busca es mantener el equilibrio de poderes en esta zona, para trancar las pretensiones de Israel que cuenta con un fuerte ejército en la frontera del Líbano, que ha desplazado a 60.000 personas. Hezbollah tiene más armas que el ejército del Líbano, podría hablarse de un Estado dentro del Estado del Líbano, ya de por si fraccionado por las religiones. Hezbollah es estado paralelo al Líbano, con 412 clínicas y hospitales, doce colegios, más un montón de granjas. La mayoría de su población está ubicada al sur, cerca de Israel. Allí, los servicios públicos son manejados eficientemente por Hezbollah.

El Líbano convive con cuatro religiones: cristianos de varias denominaciones, la principal, maronita, que tradicionalmente era quien lideraba el ejecutivo del país, drusos, y musulmanes chiitas y sunnitas. No toda la sociedad libanesa acepta la presencia de este grupo. El líder cristiano libanés condena que Hezbollah haya llevado la guerra al Líbano.

El poder de Israel es impresionante. La tecnología de guerra es muy desarrollada, lo mismo su ejército. Cuentan con la Cúpula de Hierro para prevenir ataques de misiles, lo mismo que la Onda de Davis que los previene contra misiles balísticos y los sistemas Arrow para frenar misiles hasta fuera de la atmosfera, más su fuerza área que es muy robusta.

Irán está en crisis porque han matado a sus líderes y desmantelado sus mandos medios. Lo irónico es que Mossad, Agencia de Inteligencia Israelí, fue quien entrenó a Hezbollah y Hamás. Estos saben que no tienen la capacidad militar para seguir escalando el conflicto. Los hospitales han recibido más de 2.800 heridos, ya no tienen la posibilidad para más. Por otro lado, los palestinos sienten que Hezbollah abandonó a Hamas, a partir del 7 de octubre. 

Israel dice no estar en guerra con el Líbano sino con Hezbollah. Sin embargo, no se descarta una invasión israelí. Esta guerra sería muy costosa en vidas y en armas. La muerte de Nashralla abre nuevos caminos al conflicto entre la reacción del grupo, o de Irán -su aliado-, aunque también puede ser la entrada al aplacamiento de la beligerancia. Ojalá no sea la extensión del conflicto, ya que es difícil que uno de los bandos ceda y que como decía Platón, más bien se utilice la persuasión que es el triunfo de la civilización sobre la fuerza.