Colombia se africaniza
Colombia pasa por un momento de extrema confusión, sigue la inseguridad jurídica, se acumulan los escándalos de corrupción, se divide la clase dirigente y la reelección modifica las reglas de juego de la democracia. Personajes de dudosa catadura moral se encumbran a diestra y siniestra. En tanto la violencia prospera en los campos y la zona de la periferia, con alguna capacidad de actuar en las grandes ciudades, como ocurrió en el sonado atentado a Fernando Londoño que, al parecer, aún no se esclarece. Si lo que operó tras bambalinas en el atentado contra el doctor Londoño, fue un comando como los de ETA en España, que han prologado por décadas los ataque terroristas en ese país, mediante el uso de células terroristas, que cuentas con recursos, entrenamiento militar, que pueden subsistir sin contacto entre sí, capaces de autofinanciase y seguir el rumbo con la obsesión de eliminar al otro, estamos frente a un futuro sombrío en cuanto a la seguridad de las personalidades públicas en nuestras grandes urbes.
Informes sobre el África dan cuenta de sus grandes recursos mineros y que las guerras sangrientas se financian extorsionando a los dueños de las minas, los que explotan el crudo, los diamantes, el oro y otras incuantificables riquezas. Los gobiernos venales, los ministros, los funcionarios, les ponen precio a los permisos de explotación minera, las concesiones, el transporte, politiqueros inescrupulosos venden las licencias para operar en parques naturales y violar la ley. Se negocian los precios de los artículos en los códigos mineros para desfalcar el país, dentro de la legalidad. Nigeria, Angola o Guinea Ecuatorial, tienen inmensa riqueza, si derrotaran la corrupción y explotaran bien sus recursos, si los invirtieran en desarrollo habrían solucionado gran parte de sus problemas sociales. Como no han podido combatir esas lacras, viven bajo el azote de la violencia, la miseria y la corrupción oficial. Ellos tienen oro, diamantes, petróleo, coltán, cobre y cobalto, en tanto grandes empresarios y multinacionales y los mismos terroristas, financian la guerra.
Cuando leía los informes sobre el África, como distraídamente ojeé la primera página dominical de El Tiempo, en tanto apuraba un humeante café mañanero. Y en la portada del diario en gruesos titulares leo: Guerrilla se ensaña con la principal riqueza del país. Otro subtítulo dice; en promedio cada dos días y medio hay un ataque contra la infraestructura petrolera. Y sigue, la estructura petrolera fue atacada 64 veces en lo que va del años, un aumento del 253 por ciento, con respecto al mismo período del 2011. Otro titulo en la página 4; el país pierde US$ 1 millón al día por ataque a oleoductos. La tercera parte de las FF.MM se dedica a cuidar oleoductos, torres de energía y vías. No es de sorprender que Ecopetrol anuncie que este año bajará un 20% la producción petrolera, ni que aumenten los secuestros y las extorsiones al sector. Otro titular, Putumayo dejó de sacar la mitad de su petróleo. En Arauca atentados retrasan oleoducto Bicentenario. Son las mismas noticias de violencia que compartimos con África.