ALEJANDRA FIERRO VALBUENA, PhD | El Nuevo Siglo
Lunes, 7 de Octubre de 2013

Crisis crítica

 

Anuncian  los diarios por estos días que se avecina una crisis aún más profunda que la de los últimos años para Europa. Los motivos que se especulan son diversos. Malas medidas por parte del gobierno es lo que está en la mente de las mayorías. La empresa privada y los particulares pocas veces entran en cuestión. El papel de los gobiernos es clave. No se puede desconocer que al Estado corresponde regular las dinámicas sociales y políticas para garantizar los fines que cada pueblo se trace. Sin embargo, es absurdo cargar a los gobernantes con la responsabilidad de asuntos que les corresponden a los ciudadanos.

Esta crisis, que se ha manifestado de distintas formas en nuestro tiempo, no cesará hasta que consiga remover los motivos que están en su base. La crisis por definición supone un estado en el cual las cosas no se mantienen bajo las condiciones actuales. El colapso de los sistemas es antecedido por señales que indican la necesidad de reorganizar, modificar o, en el más radical de los casos, erradicar por completo uno o varios de los órganos que crean el desorden o han dejado de funcionar. Estoy utilizando la metáfora corporal porque la medicina occidental, si algo nos ha enseñado, es que cuando un cuerpo entra en crisis, es necesaria la intervención, no importa qué tan radical y profunda deba ser. Si las medidas empleadas hasta el momento no han corregido el rumbo sino que, por vías no previstas, han generado crisis en otros ámbitos sociales, es claro que el tratamiento no está dando resultado. La enfermedad que sufrimos no tolera pañitos de agua tibia.

Si aplicamos ya no la lógica de la medicina occidental, sino la que inspira, por ejemplo, a la medicina homeopática tal vez tendremos alguna luz que oriente el rumbo de las acciones. El principio de acción de esta medicina viene de Homoios (similar) ypathos (afectación), es decir, se apoya en la premisa de que lo similar cura lo similar. Sin entrar en debates acerca de la efectividad o no de esta propuesta médica, este principio de acción, aplicado a la enfermedad de nuestro tiempo nos indicaría que la crisis se cura con crisis. Crisis, derivada del griego critein, comparte su origen con las palabras criterio y crítica. La crisis supone la evaluación de una situación para de allí discernir el mejor modo de actuar. La crisis supone crítica. Supone un ejercicio de pensamiento que ponga en cuestión lo dado de modo que se descubra qué hay de verdadero y falso en ello. El juicio y el discernimiento suponen salir del error o la falacia para desembocar en el hallazgo de la verdad.

Esta crisis nos exige entrar en crisis en el sentido radical de la palabra. Es una clara invitación al pensamiento crítico; a develar con valentía las falacias que conforman la vida social y económica que por suertes del destino nos rigen en la actualidad. Para un organismo enfermo siempre hay un desenlace: la curación o la muerte. Lo que nunca ocurre es que el sistema se mantenga en crisis para siempre, así que de alguna forma, la situación para el mundo ha de cambiar. Hacia donde, depende del ejercicio crítico del que seamos capaces.