Alfonso Orduz Duarte | El Nuevo Siglo
Sábado, 25 de Abril de 2015

A TRAVÉS DEL TEODOLITO

Movilidad, tema actual

EL  asunto de la movilidad parece que es un tema propio de las ciudades grandes. Y la verdad es que  Bogotá ya se echó el pantalón largo, como decían los padres a los jóvenes cuando a cierta edad se pasaba del pantalón corto al pantalón largo, que era un síntoma de la entrada a la adultez prematura, aunque el resto de la ropa quedara pequeña.  Pasar de una edad a otra es importante. Claro que eso hoy por hoy ya no existe porque desde temprana edad se usa el pantalón largo. A Bogotá le pasó algo de ese estilo como que el censo de 1938 con motivo del cuarto centenario de la fundación de la ciudad, arrojó para esta metrópoli 330.000 habitantes; hoy 77 años después estamos cercanos a los 8 millones de habitantes; un crecimiento 24 veces.  Todo se nos quedó chiquito, particularmente las vías por las cuales debemos circular. 

El censo de los vehículos que transitan por la ciudad también ha tenido un aumento vertiginoso;  el vehículo particular era una demostración de cierto “status;” tenerlo  se convirtió en una especie de demostración de ascenso.  Hasta el 9  de abril de 1948, la ciudad disponía de una red de tranvías que prestó un magnífico servicio hasta cuando la turba enardecida creyó que destruyéndola vengaban la muerte de Gaitán. Hoy lamentamos no solamente al líder asesinado sino la ausencia del tranvía. Se pretendió suplirlo con buses “troleys” que no hicieron cosa diferente al de, por su peso,  destruir las calles por las cuales circulaban. La empresa de buses municipales fue una buena iniciativa que no prosperó por la politiquería que se apoderó de ella. Proliferaron las empresas privadas de buses que dentro de un caos de tránsito prestaron y siguen prestando servicios.

Todas las ciudades que han estado agobiadas por la necesidad de procurar transporte urbano, han puesto en marcha iniciativas varias, entre otras la disciplina de los conductores que entre nosotros deja mucho que desear. En casi todas, las vías de superficie han resultado insuficientes;  han optado entonces por el transporte subterráneo. Así es como Nueva York, Buenos Aires, París, Londres, Madrid, México y otras entre las cuales es necesario mencionar a Medellín, disponen de este medio de transporte que se denomina metro. Otras como, por ejemplo Boston, con sus vías de superficie saturadas dispuso construir un sistema de vías subterráneas para vehículos automotores. Se empeñó en sacar esta obra adelante y hasta donde van las informaciones, está funcionando conforme a las expectativas.

En Bogotá, agotado el Transmilenio que  presta un magnífico servicio, se ha venido hablando del metro desde hace tiempo sin que hayamos podido concretar la idea. Parece que ahora existe cierta voluntad política para volverlo realidad. Ha surgido una nueva iniciativa como es la de crear un sistema vial no de superficie, ni subterráneo, sino aéreo, consistente en diseñar y construir una serie de viaductos, si así pueden llamarse las estructuras que permitirían el desplazamiento de vehículos de un lado a otro de la ciudad.  Vale la pena estudiarla con todo detenimiento para definir si es factible desde el punto de vista urbanístico y también de costos. No echemos en saco roto esta idea que puede ayudar a resolver el caos de tránsito.