ALFONSO ORDUZ DUARTE | El Nuevo Siglo
Sábado, 1 de Junio de 2013

¿Movilidad, cuestión de disciplina?

 

El tema de movilidad en la capital tiene a todos los bogotanos preocupados, pues no se ve por parte alguna planteamiento de soluciones que conduzcan a que la movilización no se convierta en gran pérdida  de tiempo, sino también en detrimento de horas hábiles para el trabajo con el consiguiente costo, si se logra cuantificar, para la economía de la ciudad y por ende para el país.

 

Hay diversos factores que contribuyen a este descalabro. Uno de ellos, desde luego, es la gran cantidad de vehículos automotores que circulan. Según estadísticas internacionales el número de ellos en términos de la población de Bogotá, no resulta ser demasiado alto, lo cual nos lleva a concluir que es necesario buscar otras causas y tratar de remediarlas. Una de ellas parece ser la ausencia de vías de comunicación que sirvan para la movilización de los casi 8 millones de habitantes. En efecto, las vías son insuficientes, pero si a ello se le agrega la precaria política de conservación de las mismas, se puede deducir que no son ni oportuna ni eficientemente atendidas. No es infrecuente transitar por vías de alta ocupación, encontrar el pavimento deteriorado el cual permanece así podría decirse en forma indefinida. Esto conduce a que la vía en su capacidad se reduce y crea congestiones que de contar con sistemas de conservación oportunas y eficientes reducirían los trancones y en alguna medida contribuirían a que la movilidad no fuera tan caótica como lo es actualmente.

Si a las dificultades derivadas del déficit de vías así como del estado de las mismas se les agrega la indisciplina y falta de civismo de los conductores, llegamos al estado de práctica inmovilización en la cual se hallan los bogotanos. Hay que reconocer que  Mockus durante su paso por la alcaldía de la ciudad contribuyó en alguna medida a la disciplina ciudadana, hay que hacerlo también, que la orientó con éxito relativo a la educación de los  peatones. Las zonas para uso exclusivo de los peatones con las demarcaciones llamadas cebras, es una práctica que se ha impuesto y no es extraño ver a los peatones en los cruces esperando que los vehículos les den paso; también es necesario advertir que los conductores en general detienen sus vehículos para dar el paso.

 

No ha sido así con la indisciplina de quienes al frente de la cabrilla se consideran amos y señores de las calles y cometen toda suerte de maniobras para acelerar la marcha. El estacionamiento en sitios prohibidos, así como los cruces a la izquierda en lugares no permitidos  merecen una atención especial por parte de los encargados de hacer cumplir las normas de tránsito. No quiero ensañarme en contra de los conductores de vehículos de servicio, buses, camiones y taxis, sino llamar también la atención sobre los de vehículos particulares que no nos quedamos atrás en la desatención a las disposiciones vigentes para hacer del tránsito ciudadano una actividad cívica  que contribuya a hacer de esta una ciudad más amable.

 

Una campaña de educación y de convencimiento en este sentido sería de gran impacto. ¿Le podrá servir de ejemplo a nuestro alcalde Petro retomar o continuar lo que hizo Mockus en su época?