ALFONSO ORDUZ DUARTE | El Nuevo Siglo
Sábado, 1 de Febrero de 2014

Partido conservador pujante

 

La actividad política tomó, a raíz de la reunión de la convención del Partido Conservador, una dinámica nueva y llena de expectativas que modificarán o pesarán sobre lo que está sucediendo en el país a propósito de las próximas elecciones para Congreso y, lo que es muy importante, para las de mayo próximo, que escogerá a quien nos gobernará en el próximo cuatrienio. Quienes andaban diciendo que este partido se había acabado y que ya no tenía nada que hacer ni qué decir en la vida nacional tienen que rectificar su pensamiento.

Quienes fuimos a la convención, independientemente de los gustos sobre quien debería ser el candidato ungido, pudimos ser testigos de una colectividad pujante con sentido de partido y por consiguiente de patria. Los hechos que allí se sucedieron dejaron constancia de un vigor que hacía mucho tiempo no manifestaba. Que se hubieran presentado diferencias de opinión sobre el tema de la convocatoria no fue sino una demostración de la pujanza; todavía pensamos y, así lo manifestaron quienes intervinieron. Los episodios sucedidos, como fue la rechifla al senador Gerlein, a quien ha debido respetársele su derecho a opinar   para expresar sus simpatías por la reelección del Presidente Santos, son censurables.  También es respetable su retiro de las deliberaciones, aunque no ha debido suceder, como tampoco el de Álvaro Leyva, quien como veterano luchador del partido aspiraba legítimamente a ser candidato.

Lo cierto es que el Partido Conservador, en esta convención, se incorporó en forma seria a todas las actividades políticas de la nación, demostrando que es una manera de pensar, que puede y debe pensar en la vida nacional. Se comprometió el partido con una candidatura digna, con el respaldo de la mayoría de los asistentes. En manos de Marta Lucía, sea cual fuere el resultado de las elecciones, está el futuro del partido y también en buena medida el del país, pues el conservatismo se ha hecho presente en forma vibrante para demostrar que sus tesis para el manejo de Colombia son válidas y deben ser tenidas en cuenta para el bienestar de la nación.

Los efectos sobre el momento actual son definitivamente decisorios; el sector que acaudilla el expresidente Uribe no ha dejado de manifestar su complacencia. Es de suponer que en los cálculos electorales no deja de pensar que los sufragios por Marta Lucía van a afectar el volumen de los mismos, que eventualmente estaban comprometidos con Juan Manuel Santos. Esa es un elucubración que sólo se podrá comprobar en la encuesta mayor que tendrá lugar en mayo próximo. Lo cierto es que la democracia colombiana está en plena efervescencia, pues el enfrentamiento, que no debe dejar de ser civilizado, está entre colombianos de las más altas calificaciones como son el actual presidente, digno de todo respaldo por sus realizaciones como mandatario que va por la reelección, las huestes de Uribe cuyo candidato Oscar Iván Zuluaga es merecedor de consideración y respeto pues es la oposición,  Marta Lucía que enarbola las bandera del glorioso Partido Conservador y los de otros partidos que aún no han sido seleccionados, pero cuyos posibles candidatos son motivo de orgullo para todos los colombianos. Estamos realizando una tarea que es digna de ejemplo para la democracia del continente, en buena medida gracias al Partido Conservador.