Alfonso Orduz Duarte | El Nuevo Siglo
Sábado, 21 de Mayo de 2016

A TRAVÉS DEL TEODOLITO

¿Pico y placa desvirtuado?

 

ME ha costado trabajo pensar seriamente sobre la iniciativa que viene circulando acerca de, en cierta manera, desvirtuar el famoso pico y placa, instaurado por el actual alcalde en administración anterior, cuyo objeto principal fue el de desanimar a los propietarios de vehículos particulares y también a los de servicio público; su objeto fue el de disminuir la demanda por el uso de nuestras mal maltrechas e insuficientes vías, para así aliviar la congestión en la red urbana y facilitar la movilización de la ciudadanía dentro de la ciudad.

 

Si las matemáticas no fallan, con esa medida se pretendió sacar de circulación en determinadas horas del día, la mitad de los vehículos particulares. Sus propietarios deberían entonces ingeniarse la manera más eficaz para trasladarse de un sitio a otro ya fuera para el cumplimiento de obligaciones ciudadanas o hacia su trabajo. Desafortunadamente la ciudad no cuenta con medios de transporte públicos que puedan suplir o satisfacer la demanda, de suerte que no se ha podido solventar esta necesidad.

 

Se han hecho esfuerzos notables, es necesario reconocerlo como es el servicio que presta Transmilenio, hoy tan injustamente criticado. Sin embargo bien se puede afirmar que Bogotá, como otras ciudades capitales del mundo, disfruta de una tremenda incapacidad de mover a los ciudadanos, quienes completamente desconcertados ven pasar sin ton ni son, ni itinerarios y programas de transporte y uno tras otro, los vehículos del famoso SITP,  (Servicio integrado de transporte público) no dejan de sentir pues una gran frustración. A la mayoría de los buses  se les ve circular huérfanos de pasajeros. No se observa ni se oye por parte alguna la acción de la autoridad que remedie y le ponga orden a este servicio.

 

Si el impuesto que se paga por la posesión de los vehículos es para poder circular, se está en mora de reconsiderar su estructura, si se tiene en cuenta que ésta es coartada. ¿Es equitativo que se pague por un servicio o derecho y  cuando éstos son negados  o restringidos por la autoridad que  impone que se pague? El mercado de los vehículos no solamente ha tenido el incremento del crecimiento  de la economía, sino que ha satisfecho la necesidad (¿) de contar con dos vehículos, uno con placa par y otro con impar.  Es una manera de sacarle el quite al pico y placa sin efectos positivos sobre la movilidad general.

 

Se está en mora de realizar estudios de macroeconomía que den como resultado la pérdida para la economía nacional por la disminución en capacidad de trabajo y de producción que se sufre por el tiempo extra en la movilización, que ya no es extra por estos días, sino que forma parte del martirio diario al que estamos sometidos todos los bogotanos.  Pero ahora la administración en su inagotable sabiduría ha resuelto proponer que todo aquel que no quiera cumplir con el pico y placa le pague a la administración un monto por violarlo. Con esa propuesta de la misma autoridad que impuso el famoso pico y placa le da un puntillazo a esa iniciativa que se ha venido cumpliendo desde hace varios años, aunque a regañadientes ciudadano, pero que, sea como sea, ha quedado como una de las costumbres bogotanas.  Mejores y menos frustrantes ideas debe tener la autoridad para tratar de superar la inconformidad ciudadana.