Amylkar D. Acosta M | El Nuevo Siglo
Martes, 9 de Febrero de 2016

MAXIDEVALUACIÓN DEL PESO

Los déficits gemelos

“La realidad es que lo peor está por venir”

 

Ni  siquiera durante el período de casi una década de vacas gordas que vivió la economía colombiana,  por cuenta de un largo ciclo de precios altos de las materias primas que exportaba,  se pudo saldar el déficit fiscal y el déficit en la Cuenta corriente de la Balanza de pagos, más conocidos como los déficits gemelos. Y, claro, con la destorcida de los precios, a consecuencia de la contracción de los mercados y la sobreoferta de las mismas, dichos déficits son hoy mayores. La preocupación es mayor, habida consideración que el BM redujo su previsión de precios para 37 de las 46 materias primas que se transan en el mundo, debido a la desaceleración de las economías emergentes. Por ello ponemos en duda la afirmación de quienes aseguran que lo peor ya pasó, cuando en realidad está por venir.

 

El primer impacto del bajonazo de los precios se ha sentido en el sector externo. Ya ajustamos cuatro años consecutivos de déficit creciente tanto de la Balanza comercial como de la Cuenta corriente de la Balanza de pagos. Al cierre del 2015 las exportaciones totales cayeron 34.9% con respecto a 2015. Ello se tradujo en un déficit  en la Balanza comercial del 4.4% del PIB y elevó el déficit estimado en Cuenta corriente de la Balanza de pagos hasta el record histórico del 6.9% del PIB.

 

Concomitantemente con la caída del ingreso de divisas atribuible al déficit de la Cuenta corriente de la Balanza de pagos también cayó la inversión extranjera directa el 24.3% con respecto al 2014. A ello se vino a sumar el desplome de casi el 65% de la inversión de portafolio. Ello explica en gran medida que, no obstante que la apreciación del dólar es un fenómeno global, en el caso de Colombia se viene dando una maxidevaluación del peso superior al resto de los países de la región. Y ello, pese al repunte de las remesas de los colombianos residentes en el exterior, que han tenido un incremento en dólares del 13.3% y en pesos del 55.6% con respecto al año anterior.

 

Pero, indudablemente, el efecto más devastador de este cuarto menguante del boom minero-energético es en el frente fiscal, tanto en el orden nacional como territorial, ahora que encaran la época de las vacas flacas. Basta con señalar el hecho de que la renta petrolera ha venido cayendo de manera sostenida, desde los $23.6 billones en 2013, luego $19.7 billones en 2014, el año anterior $9.6 billones y se proyecta para este año sólo $3.3 billones.

 

Así las cosas, el Ministro de Hacienda se va a ver en apuros para alcanzar su meta de un déficit fiscal del 3.6% en 2016 y de esta manera cumplir con la Regla fiscal, después del 3% registrado en 2015; no obstante, la mayoría de los analistas hacen una previsión del 3.9%. ¡Maluco el bejuco!

 

*Director ejecutivo de la Federación Nacional de Departamentos