El Gobierno nacional anunció la decisión, a partir del 1° de agosto próximo, de fusionar Bancóldex con ARCO para acercar la oferta de servicios de leasing, factoring y crédito directo focalizado en el sector empresarial, especialmente, en las pequeñas y medianas empresas. La noticia es una oportunidad para llenar un vacío de mercado que responde a las continuas demandas de las pymes sobre acceso al crédito con condiciones favorables. En sus más de 30 años, Bancóldex ha demostrado solidez, transparencia y respaldo en la colocación de créditos de segundo piso. Ahora, con la operación de primer piso, se aprovechará el conocimiento y la infraestructura de ambas entidades para beneficio de los empresarios colombianos.
Este es un primer gran paso que señala, por una parte, que en el Gobierno colombiano disminuye la prevención contra la banca oficial de primer piso y, por la otra, que la respuesta de la banca privada a las garantías hasta del 90% del crédito y ofrecidas para dinamizar la economía, salvar empresas y mantener los empleos, ha sido más débil de lo que se esperaba. A pesar de que los desembolsos en las líneas nacionales y regionales de emergencia han estado a nivel del 70% de los casi 1.4 billones de pesos y beneficiado a más de 11.600 empresas, lo cierto es que a diario oímos a empresarios decir: “Nunca creí que mi banco de toda la vida me cerrara las puertas en estos momentos”.
Lo que indica este tipo de determinaciones es que el Presidente Duque, en este caso acompañado del ministro Restrepo Abondano y el presidente de Bancóldex Javier Díaz, ha asumido un liderazgo responsable basado en investigaciones, estudios y análisis de expertos. Seriedad frente a la incertidumbre parece ser la consigna de la Casa de Nariño. No es para menos, ya que se ignoran aún datos esenciales de la dinámica viral. La revista Nature registra la preocupación de los epidemiólogos sobre la efectividad de la esperada vacuna dado que se desconoce si el SARS-COV-2 está o no mutando hacia linajes más agresivos.
Ante semejante panorama es muy fácil salir a decir que el Gobierno se ha quedado corto con las medidas adoptadas. Los agoreros del presente parecen solazarse en repetir las cifras de la tragedia diaria y ocultan que en las estadísticas comparativas con el mundo desarrollado y con América Latina los datos sobre Colombia son los menos malos.
La búsqueda de soluciones es responsabilidad de toda la dirigencia nacional. En el contexto de esta nota (las operaciones bancarias han caído en un 50% entre marzo y mayo/20 con respecto a 2019) a los colombianos nos gustaría ver a nuestra sólida banca privada mucho más apersonada de los problemas, propiciando salidas, movilizando recursos, concediendo créditos, agilizando desembolsos, facilitando trámites. Ni temeraria ni pacata. Sí, audaz, comprometida en la tarea ineludible de reactivar la economía. Nos gustaría ver a los meritorios banqueros, con la osadía de sus primeros tiempos, transitando por el pedregoso camino del presente. Esa actitud sí que aseguraría la supervivencia de un capitalismo moderno y popular, que es el objetivo fundamental de quienes creemos en el sistema democrático de gobierno.
P.S. Cada proponente debe llevar su soga al cuello, estableció Zaleuco (S.VII a.c.), el primer legislador del mundo helénico. Petro acaba de entutelar a Zaleuco ante el Tribunal Administrativo de Cundinamarca.