Cortas pueden ser las palabras para profundizar en la vida y obra de un sumo pontífice como el papa emérito Benedicto XVI. Su funeral coincide con las vísperas de la Fiesta de los Reyes Magos y bien vale recordar el ímpetu de su espíritu a través de algunos de sus escritos en esta conmemoración, en unos hechos que cómo él dijera han estimulado mucho la fantasía.
Su estudio se concreta en la pregunta que todos nos hacemos, para luego entrar en las aristas de muchos pensadores e investigadores para dilucidar la verdad en unión con la fe cristiana: ¿quiénes eran los Reyes Magos? ¿Qué clase de personas eran y qué tipo de estrella era esa?, según la narración del evangelista Mateo.
Estas reflexiones se extraen de la homilía en la solemnidad de la Epifanía del 6 de enero del 2011 en la Basílica vaticana; del capítulo IV que titula “Los Magos de Oriente y la Huida a Egipto” en su libro de relatos de la “Infancia de Jesús” publicado en agosto del 2012 y de la visita a la Catedral de Colonia y su saludo con motivo de la XX Jornada de la Juventud del 2005.
Como lo son muchos de sus escritos, es ameno entrar en ellos por la profundidad, los ejemplos, la referencia a distintas visiones y la explicación que los acompaña. Después de relacionar el contexto histórico y geográfico que nos pone en el escenario, compara las apreciaciones de varios filósofos.
Para empezar su relato en la Infancia de Jesús, al poner entre paréntesis cuadrado la palabra astrólogos, que son paréntesis del autor, hace el hincapié del conocimiento que poseían según la interpretación histórica.
En la ciudad de Colonia, que la llama la Roma del norte, con el recuerdo de sus primeros pasos de teólogo, al lado del cardenal Frings, partícipe del Concilio Vaticano II, saluda a los jóvenes contando la historia del traslado de las reliquias de estos Sabios del Oriente, en el año 1164, en peregrinación desde Milán y atravesando los Alpes. Entonces “los habitantes de Colonia fabricaron para las reliquias de los Reyes Magos el relicario más precioso de todo el mundo cristiano y, como si no bastara, levantaron sobre él un relicario mayor todavía: la catedral de Colonia”.
En la homilía, como en el libro, Ratzinger transmite todo un pasaje por cada paso importante del camino de los Reyes Magos y hace asociaciones, muy propias de él, con la vida humana y cristiana, que hacen entendible aquello difícil de interpretar, en una deliciosa lectura.
Así, el encuentro con Herodes y la continua rivalidad del hombre con Dios, el encuentro con los teólogos y la distancia del común con las Sagradas Escrituras y la lectura de la estrella que es entender el lenguaje de la creación, en sus palabras.
Decía Benedicto XVI que, aunque los Reyes Magos no pertenecían exactamente a la clase sacerdotal persa, sin embargo, debían tener un conocimiento religioso y filosófico. Concluye que “probablemente eran sabios que escrutaban el cielo, pero no para tratar de “leer” en los astros el futuro, quizá para obtener así algún beneficio; más bien, eran hombres “en busca” de algo más, en busca de la verdadera luz. Eran personas que tenían la certeza de que en la creación existe lo que podríamos definir la “firma” de Dios, una firma que el hombre puede y debe intentar descubrir y descifrar”. Gracias Benedicto XVI.
*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI
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