Si al Estado palestino
A veces tomar posición es lo más incómodo que puede haber, porque se tocan sensibilidades y cargas culturales e históricas complejas, y este es el caso del conflicto palestino-israelí.
Ayer el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, pidió ante la Asamblea de la ONU que Palestina sea reconocido como un Estado, lo cual significa que podrías ser un Estado observador como Taiwán. Esta petición es simplemente el cumplimiento de lo aprobado por la Asamblea el 29 de noviembre de 1947, donde se crean los Estados de Israel y Palestina, como consecuencia de la salida de los británicos de la zona.
Las cargas culturales, históricas y religiosas son muy complejas porque van desde la tierra de Abraham hasta la guerra de los 6 días, donde Israel se defendió del ataque de diversos frentes árabes como consecuencia de la creación de su Estado.
Pero nada de esto excluye el reconocimiento de Palestina como Estado ni la torpeza política de Obama al vetar esta declaración, porque causa que el tema se convierta en un escenario para demostrar la multipolaridad del mundo, la pérdida de poder de los norteamericanos y el exceso de poder económico judío en el mundo. Entonces, una lucha histórica donde los unos han vencido a los otros en varias ocasiones, se presenta como el pulso de poder mundial, en un momento donde Egipto ya no protege a Israel y la banca mundial es débil.
Por esto estoy de acuerdo con este reconocimiento, porque más allá de los intereses económicos y nuestra cercana relación con Israel y con la comunidad judía, esto no debe ser visto como algo contra Israel, sino como un voto a favor de otros países, de la ONU y de la paz misma.
Esto tendrá consecuencias sea como sea la votación, porque si Palestina es considerada como Estado observador, Estados Unidos perderá poder; y si no es aceptado, el mundo entero verá cómo su opinión ya no es tan fuerte.
Al final el mundo es el que ganará en este proceso, porque se mantendrá la decisión de 1947 sobre los hechos violentos de los últimos 60 años, y la tensión en la zona cambiará de forma y podrá llegar a canales menos violentos, ya que pese a la votación o no, Palestina depende económicamente de Israel y eso hará que las cargas de poder no se solucionen con la votación, pero creo que la forma de gobierno de la ciudad de Jerusalén es un buen comienzo para solucionar lo solucionable.