CAMILO HERRERA MORA | El Nuevo Siglo
Sábado, 13 de Octubre de 2012

El temor de los funcionarios

 

En  diferentes espacios he escuchado el mismo comentario: los funcionarios no ejecutan, giran dinero, toman decisiones o hacen programas por miedo a ser sancionados por la Contraloría o la Procuraduría, ya que muchas de sus acciones pueden ser entendidas como algún tipo de peculado o prevaricato.

El temor se tomó a los funcionarios públicos en el mismo sentido como se tomó a los militares, ya que en ambos casos las acciones que realicen en sus funciones serán investigadas y sancionadas, por lo tanto la burocracia estatal se está refugiando en los manuales de funciones y en los procedimientos exactos demorando la ejecución presupuestal y poniendo en riesgo el desarrollo de muchos procesos.

Sin duda esto viene de muchos errores cometidos en el pasado, pero ha degenerado en una burocracia estatal que va camino a ser inútil, porque el temor a las denuncias tiene paralizado al Estado.

 ¿Cómo salir de este atolladero? La respuesta pende del rol de los funcionarios de alto perfil, que deben ser ellos los que den las órdenes y las firmen, y asuman la responsabilidad por los actos administrativos, porque en los últimos años se ha creado la cultura de dar las órdenes pero no firmar los procesos; y esto sumado a la tiranía de denuncias y la oposición de las minorías, tienen al Estado en una posición inoperante.

Sin duda toda acción pública es criticable y puede tener una opción diferente, pero esto no puede ser la razón para llamar corrupción a todo proceso que se realiza en el Estado, que estando en el marco de la ley, tenga alguna ligera inconsistencia porque simplemente la ley no contempló ese escenario en particular.

El Estado esta cooptado por el temor a la Contraloría y a la Procuraduría, y eso no solo no tiene sentido sino que ha causado costos enormes en el desarrollo del país. La función pública ve cómo una cacería de brujas se apodera de las instituciones, apalancada en denuncias anónimas, que no son otra cosa que guerras políticas de sectores que buscan mantener su statu quo.

Es momento de que los políticos designados en cargos de libre promoción y nombramiento, comprendan que son los responsables de las acciones que se tomen, y no solamente están para llenar espacios y recibir los aplausos en los medios de comunicación.

La carrera administrativa en Colombia no puede fracasar por el temor a los entes de control, por la falta de carácter de los políticos de turno: es momento de salvar la burocracia colombiana, y en esto la Contraloría y la Procuraduría tienen mucho que decir.

Colombianada. ¿Qué delito público es no actuar por temor a cometer un delito público?

@consumiendo