CAMILO HERRERA MORA | El Nuevo Siglo
Sábado, 11 de Febrero de 2012

El dilema de la felicidad

Esta semana escuché una reflexión interesante y poderosa. Era un sacerdote católico que reflexionaba sobre el falso dilema de la necesidad de estar felices todo el tiempo y de la búsqueda continua de lo que nos gusta y del placer.
Al comienzo pareció una reflexión errada porque sí creo que debemos buscar nuestra felicidad y hacer lo que queremos; mas comenzó a explicar cómo todos los días hacemos cosas que no queremos hacer sino que debemos hacer, y que el discurso hedónico en el que vivimos ha convertido a las personas en seres inconformes y buscadores de caminos fáciles para no hacer lo que se debe hacer.
En este punto comprendí la reflexión. No debemos ser felices todo el tiempo; la felicidad en sí misma no es la meta de la vida, ya que inevitablemente siempre haremos cosas que no nos hacen felices pero deben hacerse.
Esta búsqueda del placer nos limita a vivir real y plenamente. Walt Disney decía que por cada sonrisa en la vida hay una lágrima, mostrándonos que la vida no es un estado continuo de felicidad, y que los momentos difíciles son parte de lo que debemos vivir. Esto es difícil de entender para un niño y un joven, pero si no lo hacen cuando sean adultos la frustración será mayor.
A nadie le gusta el dolor de una cirugía, la muerte de un amigo, las órdenes de un jefe, las normas que nos favorecen y mucho menos los impuestos, pero son parte de la vida, al igual que el sabor de un helado, un abrazo cálido y hacer lo que nos apasiona.
Hoy la búsqueda de lo que se quiere debe incluir que se debe cruzar por lo que se debe hacer, nos guste o no. Casi siempre las decisiones correctas que debemos tomar no son las más fáciles o las más simples, pero son aquellas que realmente permiten solucionar el problema.
La felicidad como tal es una explosión de un momento que debemos aprender a disfrutar y compartir. El resto de nuestra vida es un espacio donde debemos comprender que lo más común es que debamos hacer cosas que no nos gustan, que nos molestan y que quizá haríamos de manera diferente, pero haciendo esto es como podemos lograr momentos de felicidad según la definición que le dé cada uno de nosotros.
Ser felices no es hacer siempre lo que se desea, sino hacer las cosas que nos toca para ser felices cuando hay que serlo.
Colombianada. Como decía Jairo Aníbal Niño, “por ti me he convertido en un ladrón de flores”.