Caminar la vida | El Nuevo Siglo
Viernes, 3 de Enero de 2025

¿Cuáles son las cosas sencillas de la vida que te generan valor? A mí, caminar, permitir que mis pies sigan a mi intuición y a la parte elevada de mi alma.

He de confesar que me fascina la calle, que me genera un gozo profundo poder ir a pie al mercado donde compro los vegetales y las frutas, llevar la ropa a la lavandería o caminar con mi mamá hasta el sitio que le gusta para tomar un café a media tarde. Entonces, recuerdo esa icónica canción de Compañía Ilimitada que coreábamos a todo pulmón a finales de los años ochenta, La calle: “En la calle algo bueno va a pasar, ven sale a la calle, sal a caminar”. Desde 1987 es como un himno, que vivo cada día.

Andar la calle es para mí un acto de libertad, pues puedo regalarme el tiempo para “echar pata” hacia todo lado y disfrutar del sol o la llovizna, contemplar las flores y abrazar árboles, conectarme conmigo mismo y con Dios. La sensación de ir en auto es diferente, pues la dimensión de las ciudades cambia, por la velocidad, el trancón del tráfico, porque no me puedo detener a observar lo que me llama la atención. Por eso casi no conduzco; prefiero, salvo que haya una emergencia o vaya lejos, caminar y sentir la alegría inmensa de que sean mis pies los que me trasporten.

Claro, hay contaminación, no todas las calles son seguras y hay riesgos. El solo hecho de vivir ya es riesgoso, por demás, y elijo conscientemente aventurarme a descubrir calles y plazas. Camino las calles de todas las ciudades a las que voy mientras me voy encontrando con la vida en todo su esplendor. Además, caminar conscientemente es un tipo de meditación, que a mi gusto tiene su máxima expresión en el kinhin, la práctica zen que nos permite poner la totalidad de nuestra vida en cada paso que damos, exhalando profundamente cuando asentamos el pie, mientras tomamos consciencia del momento presente al apoyarnos en la tierra y enraizarnos.

Lo sencillo de la vida nos potencia, cuando le ponemos atención. Así que, cuando sientas angustia, dolor, rabia o incluso miedo, puedes caminar esas emociones.  La felicidad, también. Te invito a ponerte en marcha, inhalar paz –profundamente- cuando inicies el paso y exhalar las emociones al poner el pie en tierra. Es fácil y, como todo, requiere práctica. Y no necesitas hacerlo en la calle, lo puedes practicar incluso en tu vivienda, tu lugar de trabajo o un parque cercano.

Caminar para mí es muy terapéutico, además de inspirador para lo que hago. Te invito a que camines este 2025 con plena consciencia de cada paso que das.

@eduardvarmont