“El que es honrado en lo poco también lo será en lo mucho; y el que no es íntegro en lo poco tampoco lo será en lo mucho.” Jesucristo, Lucas 16:10.
Según un estudio de la universidad Externado de Colombia y algunas de sus conclusiones publicadas por el diario El Tiempo: “han transcurrido 20 años desde que Transparencia Internacional mide la percepción de corrupción y Colombia no ha cambiado significativamente”. En 1995 tenía una calificación de 34 sobre 100 (100 es la percepción de no corrupción), y en el 2016 obtuvo 37. El puesto que Colombia ocupa en el ranquin es el 99 entre 180 países, y el país está entre los 10 más corruptos de América Latina”.
Adicionalmente se ha encontrado que entre 2009 y 2016 hubo 3.966 casos de corrupción registrados en el sistema penal (“El 58 % de empresarios creen que sin sobornos se pierden negocios”, El Tiempo, 18 de agosto de 2018). Lo que muestra que hay una falta de integridad en la sociedad y que necesitamos renovar nuestro compromiso como país.
Es en este contexto, la bancada de Colombia Justa Libres ha presentado el proyecto de ley “Por el cual se crea la Ley de Integridad del Servidor Público” con el propósito de impulsar herramientas y crear una cultura de integridad en los servidores públicos del país.
Carlos Eduardo Acosta, uno de los autores del proyecto, afirma que es una necesidad latente de los colombianos, pues la corrupción le cuesta al país más de 50 billones de pesos. Además, “la corrupción no se soluciona con anticorrupción, así como la oscuridad no se acaba con la anti oscuridad. La oscuridad se acaba encendiendo la luz. Para nosotros, la luz es la Integridad”.
Es de reconocer que la Función Pública ha brindado una herramienta extraordinaria y decisiva que es el Código de Integridad el cual fue construido con la participación de más de 25.000 servidores públicos y ciudadanos identificando como valores requeridos en el servicio público: la honestidad, respeto, compromiso, diligencia y justicia.
Como indican en la motivación, los diferentes estudios académicos demuestran que los países menos corruptos del mundo son: Nueva Zelanda, Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suiza, Singapur y Suecia. Y que tienen en común el grado de moralidad intrínseca en su población, la cual está basada desde hace más de 500 años en los principios producto de la Reforma Protestante.
Es importante que Colombia adopte y promueva toda normativa que propenda por un cambio efectivo que impulse en el servidor público la responsabilidad con los recursos públicos y con las funciones propias para lo cual ha sido contratado, haciendo uso de herramientas de formación y seguimiento con un compromiso frente a la sociedad y cuidado de lo público. Solo esto nos permitirá ser un país que salga de la pobreza y mejore la calidad de vida de todos los colombianos.
(Aportes Karla Vanessa Enriquez Wilches, asesora Unidad de Trabajo Legislativo, Honorable Representante a la Cámara por Bogotá Carlos Eduardo Acosta.)
@feliperangel81
*Politólogo Universidad del Rosario.