CARLOS MARTÍNEZ SIMAHAN | El Nuevo Siglo
Sábado, 22 de Octubre de 2011

Crisis del sistema democrático

 

Lo  advertimos desde junio/11 cuando empezaron a manifestarse los “indignados” de Madrid: el malestar es con la captura de la Democracia por el neoliberalismo, es con el sistema que no da respuestas a los problemas de desempleo, la consiguiente pobreza y la falta de oportunidades. Y, lo que es más importante, ese malestar surge en los países avanzados, en sociedades acostumbradas al bienestar, en donde discurría la vida habitualmente hacia mejores estadios de igualdad y “confort”. Era el mundo de Steve Jobs, tras cuyos nuevos inventos se veían largas colas de compradores satisfechos, en una apoteosis del consumismo.
De pronto, el capital especulador y amoral empieza a trepidar y con él, la gran banca y los gobiernos de los países poderosos. El Estado, que ayer estorbaba la actividad privada, es llamado para salvar a los culpables de la peor crisis financiera de la historia. Y son salvados, previos compromisos de estrictas regulaciones que impidieran nuevas crisis. Apenas fluyó la plata de los gobiernos, no sólo se olvidaron de los correctivos sino que les dieron bonos de reconocimiento a los causantes del desplome. La gran riqueza seguía reinando, indolente y rapaz, sin asimilar los crujidos de la deuda soberana europea y las pérdidas de Goldman Sachs.
Cuando la clase media norteamericana y europea, que vio desaparecer el valor de sus casas, sus empleos, su comodidad y sus esperanzas, oyó hablar del fin de la crisis, comenzó a indignarse… Fue el comienzo de las mayores protestas que se han dado en Occidente. La semana pasada las hubo en 966 ciudades, de más de 100 países de los cinco continentes. El símbolo de lo que tiene que cambiar es Wall Street y, el parque Zuccotti y la Puerta del Sol, son los nuevos faros que iluminan el camino hacia un futuro sin privilegios.
Sin embargo, la insensibilidad de los poderosos de la Tierra es abrumadora: se reúne el G-8 y sólo trata el tema monetario-financiero, y, mientras Obama le exige más compromiso y prisa a Europa, esta replica señalando el déficit comercial de los Estados Unidos, como causante de la crisis. Por otra parte, el Presidente del Banco Central Europeo declara que “la Banca no salvará a ningún país en aprietos, que lo hagan los Estados”. La eterna ley del embudo. Además, hay silencio total sobre la renovada propuesta francesa de un gravamen a los movimientos financieros, dirigido a un fondo para combatir el hambre y la miseria.
Cuando las masas han hecho presencia, el timón del mundo empieza a virar para atender el clamor universal. Es el momento de los estadistas visionarios, de los grandes políticos, que comprendan la trascendental oportunidad de diseñar una “polis” austera y más equitativa. No es hora de los Crasos, ni de los Pisístratos. ¡Que aparezcan los Pericles!

 

P.S.:    ¿Por qué aplazar el articulado sobre fuero militar cuando el tema es urgente?