El escenario conservador

Corren vientos frescos. La convocatoria del presidente Cepeda ha permitido el reencuentro y hay disposición para diseñar propuestas que identifiquen al Conservatismo. La aproximación al escenario azul requiere objetividad, sin ocultar falencias y sin la pretensión de soluciones inmediatistas.

Según expertos y analistas nuestra situación se sintetiza así:

Resulta evidente que el Conservatismo necesita de una “marca renovada” que debe construirse a partir de una radiografía profunda de la opinión nacional y de la colectividad.

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La ausencia de un reconocido jefe nacional, al estilo Misael Pastrana y Álvaro Gómez Hurtado, debería suplirse con un Ejecutivo pequeño y fuerte, con período de 5 años o hasta las elecciones presidenciales 2018. Se insistió en la continuidad, dada la crisis de la colectividad que no sería fácil superar a corto plazo. Se echa de menos la majestad de la Convención Nacional.

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Por el fuerte liderazgo del Presidente, el Partido Conservador se desdibujó en el Gobierno Uribe. Aunque explicable, ideológica e históricamente, la identificación con la Seguridad Democrática, fue Uribe y no el Partido Conservador quien se apuntaló en la opinión.

La falta de candidatos frente a Uribe I y II originó la frase “el Conservatismo no tiene vocación de poder” que ha hecho mucho daño pues produce “pérdida de esperanza”, cuando ésta es el incentivo esencial del militante político.

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El Conservatismo ha emprendido la “la lucha contra la pobreza” con ejes como Familias en Acción y Banca de las Oportunidades. Hay reconocimiento académico pero no popular. Los programas mencionados se les adjudican a los gobiernos. Mientras, subsiste el desorden conceptual del Conservatismo. La desigualdad de la sociedad colombiana obliga a persistir en esa lucha.

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Es necesario reconquistar el voto urbano, para lo cual hay que encontrar la manera de acercarse a los grupos de interés críticos: Medios, clases populares, jóvenes, mujeres, clase media, zonas vulnerables. Debemos abrirnos al diálogo con esas audiencias ciudadanas.

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Se debe estar atento al reto que a la Democracia le lanzan los “indignados” del mundo y los estudiantes de Chile y de Colombia. Cuando se pide “democracia eficaz” se obliga a los partidos a profundizar en la calidad de la Democracia.

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El cambio climático exige respuestas. Los países latinoamericanos son quienes menos contribuyen al efecto invernadero y quienes más sufren sus estragos. Evidenciar que M. Pastrana fue pionero en el tema.

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Aún no “cuajan” figuras para conquistar el porvenir. Las que se asoman deben sudar más para ganarse el banderín.

Finalmente, se aconseja aprovechar los instrumentos de medición de opinión que le faciliten al Partido ajustar estrategias. La idea central es entender que se necesita una gran movilización de pensamiento y formación de recurso humano para capacitar una generación de líderes que proyecten al Partido hacia el futuro.