La alianza entre Venezuela y Rusia obliga a Colombia a seguir paso a paso su desarrollo, ante la dimensión de Putin y sus enseñanzas a Maduro; cada uno con intereses específicos en lo económico y político.
Maduro, buscando soluciones ante el crecimiento de las aguas de crisis en Venezuela y el temor de un estallido interno en su Gobierno, juega ahora carta de protección bajo toldo ruso.
Los bombarderos rusos están desde el pasado fin de semana, tras ingresar de madrugada a Caracas. La estrategia se concretó al terminar el encuentro en Moscú. Ambos comprometieron intercambio para sus respectivos patios.
A Putin le atraen las reservas petroleras y el potencial minero de oro, diamantes y otros, ubicados en el sector centro-oriente venezolano.
A Maduro le urge contar capitales que se conviertan en rentabilidad para salir de la crisis, sin alimentos, sin medicamentos, con hospitales paralizados sin recursos, para cubrir salarios; Tiene más de 700 mil por ciento de inflación, y la puerta cerrada en toda la banca mundial.
Desde su privacidad, una fuente periodística venezolana dice a esta columna que la idea de entrevistarse con Putin en Moscú, comenzó en la Asamblea Nacional Constituyente, organismo creado por Maduro y su combo militar y civil.
La iniciativa no se difundió con insistencia. No fue bien recibida en primera instancia: la idea del viaje tomó fuerza tras intervenir sus mentores, Diosdado Cabello y la cuerda de jefes máximos de las Fuerzas Armadas.
Se asegura que son jefes alrededor de maniobras con narcotráfico, en las que al parecer están comprometidos exportadores de dólares a paraísos fiscales; es operación detectada con seguimiento de EE.UU.
Colombia como vecino más cercano, está obligado a mantener binóculos bien puestos, en la frontera, sin que signifique un desplazamiento, con exceso militar, para evitar reacciones de Maduro.
Putin hará seguimiento al pago de 6 mil millones de dólares financiados a Venezuela y evaluará, si se le mide a reactivar millonaria reserva petrolera de -Pdvsa- que le interesa tanto como el oro y reservas mineras.
Colombia quedó en riesgo. Está bien su insistencia a OEA y ONU contra Maduro y su exigencia para que se liberen colombianos presos y un número no establecido de desaparecidos.
El otro frente de cuidado queda abierto en los pasos fronterizos con crecido desplazamiento de migrantes, que al enterarse de la alianza con Rusia, sin duda se incrementará.
El Gobierno colombiano debe continuar su reclamo ante la Corte Internacional de Justicia para que Venezuela deporte a Gabino e integrantes del Eln. Sin torear a Maduro.
Putin es personaje con semblanza de doble personalidad. Así Rusia y Venezuela forman un cable de alta tensión para Colombia, obligada a actuar con absoluta cautela.