Clamor por honestidad y justicia | El Nuevo Siglo
Viernes, 23 de Marzo de 2018

“Importante votar por quien tenga principios de fe”

El solo nombre de S. José, a quien está consagrado este mes de marzo, y la pasión y muerte de Jesús, máxima injusticia de persecución al justo entre los justos, cuya conmemoración celebramos, son paradigmas que se convierten en clamor por la honestidad y la justicia. “Si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraran en el Reino de los Cielos”, dijo el Rabí de Galilea (Mt.5, 20). Qué llamados tan importantes en esta época de conculcación de la justica en Colombia y en el mundo.

Salta a la mente una realidad que los que hacen ostentación de ser de “avanzada” al rechazar todo valor religioso desconocerán, pero que es algo palpable, y es que, dejando de  lado la sapientísima iluminación que da la fe en Dios y en sus preceptos, se quita a la convivencia humana la roca firme, única estable que le puede dar piso sólido. “Mi justo vive de la fe”, dice la Escritura Santa (Hab.2, 4), y es allí en donde se han apoyado “varones justos”  (Mt.1, 19), como S. José, fieles a la voz de Dios, y, así, dechados de honestidad y justicia. Quien no tiene en cuenta normas que vienen de lo Alto no tiene base para reflejar en su vida rectitud y honestidad, ni será capaz de aplicar una recta justicia en su vivir y en la relación con sus semejantes. Hablar anticorrupción pero rechazar las leyes divinas es el estilo engañoso de “casas edificadas sobre arena movediza” (Mt.7, 26).

Ejemplo de contundente honestidad, de sabiduría y de justicia, lo tenemos en el propio Jesucristo quien al entregar su mensaje lo presenta como doctrina que nos trae del Padre, y no de sabiduría humana  (Jn.7,16), quien pide “dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (Mt.22,21), y a responder siempre, con entereza “Sí” o “No”, y libre de evasivas o verdades a medias (Mt. 5,37). Ejemplo, también, de valiente y respetuosa exigencia de rectitud y entereza para el bien, y defensa de principios sagrados, la que pide S. Pablo a su discípulo Timoteo: “libra el buen combate de la fe con ocasión o sin ella” (2 Tim.4, 1-8).

Volviendo al segundo dechado de honestidad mencionado, S. José,  señalado como “varón justo” están diversos momentos de su vida, escogido como esposo de María la Virgen que recibió el anuncio de “ser Madre del Hijo del Altísimo”, quien, al no tener  previa noticia de ese grandioso plan divina en ella, buscaba una salida justa de alejarse de ella y no denunciarla, pues su excelsa virtud no le permitía  emitir juicio en su contra (Mt.1, 18-23). “Varón justo” fue al aceptar sin vacilaciones los incomprensibles planes divino de que para el Hijo de Dios no encontrara en Belén, entre los humanos, lugar para su nacimiento, y que tuviera que huir con ese Niño Divino y alimentarlo en país extranjero, para ser, luego, su maestro de artesano en Nazaret. Con que honestidad, siendo inocente, cumplió S. José con la ley general “ganar el pan con el sudor de la frente”  (Gen.3, 19), y ser obediente a las leyes humanas como hacerse censar en Belén (Lc.2, 1-41), y a divinas como la presentación de Jesús al templo (Lc.2, 22-24), y peregrinar anualmente a Jerusalén.

En el ambiente de tanta corrupción en nuestros días, y de tanta propaganda materialista y atea, qué bien en la realización el próximo mes de mayo (6 al 9), de Congreso Nacional, organizado por la Arquidiócesis de Ibagué en honor a S. José, “varón justo”, dechado de honestidad.  Qué importante, también, en las ya próximas elecciones presidenciales votar por alguien que ofrezca honestidad y justicia basadas en principios de fe y no en deleznables  ideologías materialistas. Personas y gobiernos estructurados con base en esos sólidos principios son los que reclama el pueblo colombiano y toda nación que quiera tener verdadero progreso y estabilidad.

  *Obispo Emérito de Garzón

Email: monlibardoramirez@hotmail.com