En efecto, un país se considera tanto más desarrollado cuanto más sabias y eficientes son las leyes que impiden al miserable ser demasiado miserable y al poderoso ser demasiado poderoso.
Primo Levi.
Inusualmente en esta columna voy a tratar tres temas diferentes pero que atañen a lo que nos está pasando a los colombianos, porque son situaciones que nos crean incertidumbre y apesadumbran el alma.
Primero que todo continua el sistemático, dirigido y financiado asesinato de humildes líderes sociales, campesinos y maestros; ya van más de trescientos y no pasa nada, estamos siendo insensibles ante la sangre y la muerte de nuestros compatriotas.
Ahora también incluyeron en este sainete de amenazas a los colegas periodistas de varios medios de comunicación como Jineth Bedoya, María Jimena Duzán, Jorge Espinosa, Juan Pablo Latorre, Yolanda Ruiz, La Silla Vacía y los que ejercen el periodismo en las diferentes regiones del país, intimidando y atentando contra la libertad de expresión.
Las cobardes amenazas fueron hechas mediante panfletos aparentemente escritos por las “Águilas Negras”, llamadas a nombre del Eln y por medio de twitter. Cualquiera que sea el origen y el fin de estas amenazas, son de cuidado y tienen que ser investigas a fondo.
El procurador Fernando Carrillo rechazó las intimidaciones y en su cuenta de twitter, señaló: “Donde no existe la libertad de prensa está totalmente coja la lucha contra la corrupción y la violencia. Como sociedad debemos respaldar a nuestros periodistas y exigir justicia frente a estos hechos. Rechazo absoluto a las amenazas contra la libertad de prensa”.
De esta horda de amenazas no se libró ni siquiera el “apóstol de la paz”, Francisco De Roux, sacerdote Jesuita, hombre que toda su vida la ha dedicado a recorrer el país por caminos recónditos y llenos de peligro, sembrando la reconciliación entre los colombianos.
Por eso su mejor arma para lograr estar vivo y trabajando por la paz, es su palabra, su don de convencimiento, su tranquilidad y su fe en Dios.
De Roux creó la iniciativa de la construcción de la Paz Integral.
El trabajo por parte del padre Francisco ha sido tan influyente, que hay quienes dicen que el concepto de Responsabilidad Social Empresarial en Colombia se le debe a él. De manera que en las manos de este sacerdote jamás ha trepidado la bandera de la tan anhelada paz.
Me entristece ver todos los días, en la calle 26 y al largo de la avenida Caracas, a miles de seres humanos abandonados, a la intemperie a su suerte, muchos robando, otros consumiendo drogas otros mirando al cielo sin esperanza alguna de salir de su miserable vida.
Pero lo peor es la insensatez de los funcionarios distritales que no les permiten tener un sitio donde puedan asearse, de pronto dormir y por qué no, recibir un chocolate caliente.
Señor alcalde: diez mil seres humanos deambulando por la ciudad, sin esperanza alguna, no se combaten con policía, ni con atropellos; necesitan más comprensión, apoyo psicológico, buscarles su origen y su familia, para reincorporarlos a la sociedad.