Hablar de los Illuminati directa o indirectamente y como han incidido en “las teorías de la conspiración”, es un aspecto que se adapta a lo que sucede en Colombia, al tener un presidente que, para victimizarse y justificar sus deseos de quedarse en el poder, habla de golpes blandos y de conspiraciones para tumbarlo o matarlo. Razones estas para traer el tema de los Illuminati a colación. Su fundación data del 1 de mayo de 1176 en Ingolstand, Baviera. Un filósofo judío Adam Weishaupt profesor de 28 años, doctorado a los 20 y catedrático de derecho canónico en una universidad jesuita, estando bajo la tutela de su padrino Johan Istack creó “La Asociación Perfectibilista” que más tarde tomaría el nombre de Illuminati.
Se conformó con tres amigos dedicados a expandir las ideas de la Ilustración, ocultando sus identidades con los nombres de: Baihof, Áyas, Agatón, Erasmo de Roterdam. Creían en ideas liberales y anticlericales. Tomaron como escudo del grupo, un Búho de Minerva diosa romana de la sabiduría. Se expandieron rápidamente, de cuatro pasaron a 12, llegando así a varias regiones. Atrajeron al masón Adolf Von Knigge, Chamberlain de la Corte, para reclutar miembros, este trajo más de 200 de las logias masonas. Más tarde éste saldría de pelea con el fundador.
Los requisitos para pertenecer eran: tener entre 18 a 30 años, ser rico, dócil trabajador y susceptible de manipular. No admitían, curas, monjas ni cristianos. Nadie se conocía por su nombre, la idea era crear una red de información con funcionarios de la Corte o personas influyentes en la sociedad, para poder retroalimentarse y obtener el poder real. La organización era jerarquizada, las lecturas eran inducidas y obligatorias, mantenían ritos y reglas severas, no había libertad de pensamiento. Se les prometía llegar a los más altos niveles de la organización, pero esto jamás se dio.
Cometieron el error la de criticar a la monarquía, creando una reacción social y Carlos de Baviera los prohibió fulminantemente.
Durante un periodo de 12 años desaparecieron, hasta que el jesuita Barruel Agustín, escribió las Memorias de Jacobismo y los culpó de ser los causantes de la Revolución Francesa. En 1797, John Robinson demostró las relaciones de los Illuminati y los francomasones en contra de la revolución. Este libro fue leído por el masón George Washington, lo que creó la idea de que los Illuminati” habían influido en Estados Unidos. Posteriormente le echaron la culpa a Jefferson (1800) de haber recibido ayuda de estos.
En 1975, Robert Wilson y Robert Shea, escribieron la trilogía Illuminati, sátira posmoderna de las teorías de la conspiración, echándoles la culpa de las muertes de Kennedy, Martin Luther King y de Washington. Posteriormente Gregory Hill y Thornley Kerry crearon el “Discornialismo” en 1957, critica sátira y religiosa, afirmando que el mundo era un caos. Ellos creían que la sociedad tenía que despertar, y era necesario crear un caos a través de cartas contradictorias, hablando de las teorías de la conspiración. Los Iluminati aparecieron en todas partes y con el internet se expandió su influjo. Cuando se creó el ojo dentro de un triángulo del billete de un dólar, no se vio como signo de Dios sino de control. David Icke, pensaba que estos controlaban el mundo.
Hoy varias sectas que se creen los herederos de la orden original, queriendo poder y control.
La conspiración ha sido una herramienta necesaria en política tanto de izquierda como de derecha. Hoy extrapolando la idea, se diría que los Illuminati están en las redes, bodegas y demás, con el objeto de manipularnos. Pero tristemente, la mayoría sin ninguna formación conceptual que merezca nuestro respeto.