¿Qué sucederá respecto de la natalidad dentro de nueve o más meses con la cuarentena y el aislamiento por el coronavirus? No todo puede ser lectura, gimnasia o televisión, me refiero a las actividades de millones de parejas en ocio. Unos investigadores afirman que estudiaron lo ocurrido en pandemias anteriores, constataron la disminución de la natalidad como efecto de las devastadoras consecuencias de las mismas, señalan lo acaecido durante catástrofes, terremotos, huracanes y en el curso de las dos guerras mundiales ocurridas en el siglo XX, en el caso de migraciones forzadas, de conflictos internos en diversos países.
Lamentables los miles de fallecimientos ocasionados por la actual peste, acertado permanecer en casa, cuidarse, evitar el contagio, cumplir con las medidas sanitarias recomendadas, seguramente habrá quienes consideren inoportunos los embarazos en medio de la emergencia, eso lo entiendo. Es verdad que el tema requiere de análisis cuando hay nuevas estructuras familiares, que viene época de recesión, de disminución del empleo, de readaptación colectiva e individual, que la educación ingresa a la virtualidad y los currículos se encuentran en periodo de cambio, que el medio ambiente se ha contaminado, que preocupa el recalentamiento global, que podríamos autodestruirnos en una tercera conflagración mundial o por efecto de desviaciones en el curso de experimentos de laboratorio, múltiples cosas son factibles de acaecer, el peligro acecha. Sin embargo, en el presente, cada pareja es libre de relacionarse como lo considere, imposible determinar las cifras de divorcios.
Lo referente a pandemia y natalidad se encuentra vinculado estrechamente con los índices demográficos, la continuidad de la vida depende del número de seres humanos y estaremos pendientes de las informaciones al respecto. Debemos reestructurar las relaciones internacionales, derrotar el terrorismo, impedir violaciones a los derechos humanos, desechar mitos, no incurrir en enfrentamientos religiosos, configurar de forma positiva la estructura de los Estados y de los organismos internacionales, recuperar la economía, salir de la recesión, muchas tareas son inaplazables, algunas de ellas falta precisarlas.
A los líderes compete proyectar el avance hacia la conquista de sociedades más justas, el aprovechamiento de recursos naturales y tecnológicos; ello solamente será viable si contamos con el dato de cuantos millones de personas habitarán la tierra en los próximos decenios, ningún presupuesto será real si carecemos de esta base. La consigna, no obstante, quede claro, es proseguir con la presencia de los seres humanos en el único planeta que nos alberga.