Alguien me comentaba que para Colombia la década de los veinte será totalmente perdida. Y creo que tiene toda la razón y que se extenderá hasta los treinta. Y el argumento que me dieron tiene mucho sentido.

Esta década inició con una pandemia en el 2020 y cuando apenas se asomaban las vacunas en el 2021  se dio paso a la “reactivación económica” que incluyó medidas pertinentes como la reducción del IVA en los tiquetes aéreos para ayudar al sector aéreo o la eliminación del impoconsumo para ayudar a los restaurantes y otras medidas que buscaban apoyar sectores de la economía ante la debacle de una pandemia y de un nefasto paro en el 2019 que organizó el actual partido de gobierno como estrategia para llegar a la presidencia de Colombia. Aquí empezó el decrecimiento.

Y la reactivación económica se fue diluyendo con un ambiente electoral extremadamente marcado por la polarización y que, entre primeras líneas, guardas indígenas y “marlboros” lograron finalmente en el 2022 acceder a ese trofeo anhelado por décadas.

En el 2022 y ya en manos de una izquierda radical, activista, ideologizada y llena de resentimiento se tomó una dirección totalmente opuesta a la reactivación económica. Así rápidamente se fue reemplazando el concepto de “reactivación económica” por el de “decrecimiento económico” situando a Colombia en un gran periodo actual de oscuridad e incertidumbre. 

Vamos por la mitad del 2024 y de la década y los resultados de la pandemia y la política de decrecimiento y cambio total ya empiezan a dar sus frutos y también empiezan a dejar ver lo que serán los años restantes. Y nada parece mejorar en ningún sector económico sino todo lo contrario. La Colombia de hoy no es ni la sombra de lo que era la próspera Colombia de la década anterior. El ‘Gran Hermano’ se ha quitado la máscara con la cual logró hacer alianzas y atraer ególatras que lo único que querían era ser una vez más ministros de un presidente como el caso de C. López quien aterrada por lo que sucede hoy en día solo fanfarronea que ella ha acompañado a seis o siete gobiernos y jamás había vivido esto…  ¡wow!

Así las cosas, creo que al finalizar esta década decadente si habrá muchos cambios: algunos se quedarán con sus títulos de ministros para exhibirlos en su egoteca, otros con un pedazo de territorio sagrado, otros con la espada de S. Bolívar, otros con unos pedazos de ladrillos de lo que otrora fuera el Palacio de Nariño, otras con uno o varios helicópteros,  unos con salud, aquellos con pensión, uno con otro Nobel y una o dos bandas presidenciales… ¿pero y el resto de millones de colombianos? sin agua, sin luz e incluso sin Colombia… sin democracia y finalmente sin nada…  Y el ideólogo… ya con pelo para ese anhelado momento simplemente no tendrá un país, ni población, ni territorio para mandar, experimentar ni hacer prácticamente nada…

La última esperanza: las instituciones colombianas me han demostrado que son más fuertes de lo que creía… confiemos.

juanfelipereyes@hotmail.com