En la universidad de Harvard, una de las más prestigiosas del mundo, parece que se les ha pasado estudiar un hecho tan atroz como el genocidio judío, y para las directivas es una cuestión de contexto; es decir, algo debatible y, es más, incluso darle el beneficio de la duda a los antisemitas que niegan los sucesos que azotaron a Europa y al mundo en la década de los 40.
La presidenta de Harvard, Claudine Gay, se excusó de la forma en que terminó su discurso ante el Congreso de los Estados Unidos. Su postura, junto con la de otras directivas de universidades americanas MIT y la Universidad de Pensilvania, se refería a la relativización de los discursos de islamistas radicales, americanos y gentes de otras nacionalidades y credos, que llaman a un nuevo genocidio judío.
Y es que pareciera poco y, además, como si fuera banal y sin importancia, que seis millones de judíos, entre ellos, un millón y medio de niños fueron exterminados en aquellos días.
El caso es que es inconcebible pensar que tres de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos, y a su vez, de las más renombradas en todo el mundo, se atrevan a poner en tela de juicio un discurso que atenta contra las vidas no solo de los judíos y los israelíes, sino que también de todas las personas que están relacionadas a estos y de quienes simpatizan con la causa judía, hoy causa israelí.
Dejando al lado el término del sionismo, e incluso el de antisemitismo, hay que enfatizar en los términos de supervivencia y derecho a existir que tienen los judíos y los israelíes.
El discurso de las tres directivas de las supuestas mejores universidades del mundo, Mary Elizabeth (Liz) Magill de UPenn (Universidad de Pensilvania); Claudine Gay de Harvard y Sally Kornbluth del MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts), ha hecho que el mismo Congreso americano pida su dimisión inmediata. Además del Parlamento, varios de los donantes, egresados y personalidades relacionadas con estas instituciones, pidieron que se les remueva a estas mujeres de sus cargos.
Cuando estas directivas fueron llamadas a testificar en la audiencia en la Cámara de Representantes sobre su posición respecto al aumento de los crímenes de odio antisemita en los campus de sus respectivas universidades, Magill dijo que, categorizar los discursos públicos antisemitas como acoso o violencia a los judíos depende de su contexto. La representante republicana y católica Elise Stefanik, insistió en poner en evidencia la postura casi antisemita de las presidentas de las prestigiosas instituciones.
La audiencia del Comité de Educación y Fuerza Laboral que se citó con el fin de “hacer responsables a los líderes universitarios y enfrentar el antisemitismo”, demostró que no hay ningún plan de contingencia contra el creciente odio contra los judíos a causa del conflicto entre Israel y el grupo terrorista de Hamas, que atenta también contra la población palestina.
Entonces, no solo son los simpatizantes y miembros de Hamas en el mundo, Irán y los demás grupos radicales yihadistas que velan por la sharía, y por supuesto los antisemitas, los que están en contra de la defensa de Israel y a favor de su desaparición como Estado, y a su vez, la desaparición de los judíos de la faz de la tierra, sino que al igual hay sectores en la academia misma que estarían de acuerdo de alguna forma con esto, y serían los cómplices, asimismo.
Sally Kornbluth, del MIT, afirmó que un llamado al genocidio de judíos no viola el código de conducta de la institución, salvo si está dirigido a individuos en específico y no como un llamado público en general; lo cual es un absurdo.
Virginia Foxx, secretaria de la Conferencia Republicana de la Cámara de Representantes, pidió a las tres directivas de las universidades que hicieran más por combatir el antisemitismo en los campus, ya que hay un declive y una podredumbre moral en las tres rectoras.
Así que, no depende del contexto cuando se hace un llamamiento al genocidio de un pueblo, sea el que fuere. En este caso, el del pueblo judío.
Twitter: @rosenthaaldavid