Deserción guerrillera | El Nuevo Siglo
Jueves, 2 de Noviembre de 2017

Son más de 800 o mil los reinsertados que desertaron de las zonas veredales. La principal razón es que perdieron la fe en el proceso de paz y esto se ha dado por la falta de norte en su nueva vida. La gran mayoría de los combatientes que se acogieron al acuerdo de paz lo hicieron convencidos de tener una vida diferente: trabajo, ingresos, futuro y posibilidades.

Es entendible que esta gente acostumbrada a estar en las armas se sintiera extraños sin su fusil al hombro o deambulando por las montañas, porque siempre llevaban un objetivo, así fuera un asalto a un convoy militar, un secuestro, el boleteo, las vacunas el impuesto a la coca o marihuana, en fin estos hombres y mujeres se encontraban en acción.

Pero la vida en esos campamentos de paz sin hacer nada, esperando un sueldo de medio salario mínimo mensual, solo hablando entre ellos de su pasado guerrillero que lo recuerdan con nostalgia y lo peor sin dinero. La cortina se les vino abajo, comparando su vida anterior a la insulsa que proyecta su nueva vida, pues hay que entender que esa gente no sabe hacer nada diferente a lo que transgrede la ley y el orden.

Entonces los guerrilleros decepcionados, unos comenzaron a volarse para alistarse de nuevo en armas en las bandas criminales controladas por los narcos duros del continente.  Otros regresaron a las disidencias guerrilleras o se alistaron en el ELN, unos cuantos han  formado pequeños grupos de ladrones, secuestradores o asaltantes, pues son hábiles con las armas y sin temor a las autoridades ya que nunca han creído en ellas y jamás han respetado la vida legal pues la gran mayoría de ellos, campesinos fueron reclutados muy niños o jóvenes entre los 10 a los 16 años y hoy ya maduros sobre los 20 a 40 años no encuentran futuro en la reinserción a la llamada vida civil democrática.

Razones de lo anterior: el Gobierno aun no les ha implementado las posibilidades reales de trabajo, ellos no necesitan de teorías académicas, sino de práctica, son personas de acción que quieren trabajar pero no es fácil que los empresarios les den trabajo, sienten aprehensión y desconfianza.

La mejor posibilidad es hacerlos microempresarios independientes, agruparlos en pequeñas cooperativas o negocios individuales. En el país hay muchas opciones en el campo, la agroindustria, las artesanías, manualidades, confecciones, servicios, transporte, turismo, alimentos, hospedería y en fin, tantas actividades micro empresariales. Esto los motivaría, porque verían su futuro inmediato con más claridad, sentirían que la sociedad los acoge y que sí hay oportunidades, pues el Estado les ha prometido 8 millones de pesos a cada uno, suma valida para montar un pequeño negocio o agruparse entre varios y desarrollar una pequeña empresa. Pero repito, hay que capacitarlos micro empresarialmente, formarlos, enseñarles a hacer negocios, pero con elementos prácticos que les muestren la realidad, incorporándolos a actividades productivas que los proyecte y realice. Así se evitaran más deserciones y el fracaso real del proceso de paz.

arangodiego@hotmail.com