El deterioro del país es alarmante. Cuando se anunció una "crisis explícita" en la salud, no pasó de la discusión política porque nadie imaginó que llegarían hasta la destrucción del sistema. Y cuando Gustavo Petro prometió la "paz total", nunca pensamos que nuestro país acabaría sometido al caos total por la violencia y la inseguridad. 

La economía y la situación fiscal también han ingresado a cuidados intensivos debido a la pésima gestión gubernamental, el derroche y la corrupción. Por ejemplo, el gasto está creciendo al 22% mientras que el ingreso solo lo hace al 4% en el primer trimestre del año en curso. La creación del Ministerio de la Igualdad, con la frondosa burocracia que se inventaron, incrementó exageradamente el gasto, sin resultados. Es solo un caso. Así, ningún presupuesto aguanta. 

Petro, quien se considera superior en conocimientos económicos, dirige esa política porque sus fanáticos le dicen "el mejor economista del planeta", y él se lo cree. Entonces, está embarcando al país en ideas que fracasaron, como la de frenar la inversión privada y excederse en el gasto público, lo que termina en recesión, como ocurrió en el nefasto período de Samper. Aplica la teoría que Moisés Naím llama "necrofilia ideológica", o pasión por las ideas fracasadas. 

Cuando Petro llegó al poder, la economía colombiana había superado la durísima prueba de la pandemia y mostraba tendencias positivas en el sector público. Pero, desde el gobierno, convencieron al Congreso y a los gremios de la necesidad de una reforma tributaria y lograron tramitar la más costosa de la historia. Hasta en eso se equivocaron. El ministro José Antonio Ocampo, a quien muchos consideraban el más experimentado, no escuchó las voces de expertos que le advirtieron sobre debilidades que no resistirían el análisis en la Corte Constitucional, y no fue capaz de diseñar una tributaria viable, moderada y segura. Efectivamente, la Corte tumbó la no deducibilidad de las regalías y el componente diferenciado de zonas francas, y muy seguramente se caerá el impuesto permanente al patrimonio; se ha caído el 35% de esa reforma. 

Y Petro culpa de todos sus fracasos al expresidente Duque. En este caso, dijo que "el desfase es porque Duque sobre endeudó el país", por un empréstito con el FMI, y que fue el único país del mundo en hacerlo. De inmediato fue desmentido por el académico y extraordinario exministro José Manuel Restrepo, quien con argumentos, cifras y gráficas demostró lo contrario. Petro está aumentando el déficit y la deuda pública (del 53% al 57%) luego de tres años de disminución. Respecto del crédito del FMI, Restrepo le explicó que fue un mecanismo utilizado por cerca de 90 países para sortear el impacto de la pandemia y que Colombia acudió a la tasa (1%) más baja posible. 

Ahora, en medio del despelote total que han creado, el ministro de Hacienda ha pedido a sus colegas recortar el 5.6% en los presupuestos de sus carteras, pero sin tocar las nóminas (paralelas) ni otros gastos exagerados, como los viajes. Sigue el derroche. Y no paran la corrupción que en dos años se ha llevado billones del presupuesto, según lo denunciado por Petro y sus funcionarios comprometidos en graves escándalos, como el de la UNGRD. Finalmente, es demasiado grave y hasta criminal la decisión de congelar el presupuesto de operaciones de las Fuerzas Militares; es decir, los bandidos actuarán sin control ni resistencia.

@ernestomaciast