Detrás de cámaras de una victoria conservadora | El Nuevo Siglo
Lunes, 9 de Enero de 2023

Una de las noticias más polémicas del 2022 fue la decisión de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos que anuló el caso de Roe contra Wade donde se consagraba el derecho constitucional al aborto.

La finalidad de este escrito es analizar cómo pudo gestarse esta sorpresiva victoria conservadora que surge, precisamente, en el país que siempre ha sido visto como el faro del movimiento pro-aborto en el mundo.

Detrás de bastidores, hay un protagonista: Mitch McConnell, el poderoso líder mayoritario del Senado que, trabajando con la misma eficiencia y silencio de una araña, logró la confirmación de 174 jueces de talante conservador para los Tribunales del Distrito, 54 jueces para los Tribunales de Apelaciones y 3 jueces para la Corte Suprema de Justicia. Para hacer posible esta proeza contaría con un aliado incondicional, la Federalist Society, una organización que inició con unos pocos abogados cuando ser estudiante de derecho conservador era bastante impopular, pero que ahora sería totalmente determinante para recomendar candidatos con una trayectoria brillante y unas posiciones consistentemente conservadoras.

A comienzos del año 2016, Mitch McConnell, se negó a darle audiencia al candidato nominado por Obama para ocupar el puesto que dejaba el fallecimiento del juez Antonin Scalia. Ello produjo la absoluta indignación de buena parte del país. Pero, su decisión sería estratégica. No solo para la consolidación de las mayorías conservadoras en la Corte Suprema, sino de cara a la misma victoria de Trump en las elecciones de noviembre de 2016. El hecho de que los republicanos promovieran un bloqueo tan férreo frente al candidato de Obama, conllevaría a que ahora le correspondería al próximo Presidente llenar la vacante, lo que, sería un aliciente para que las bases conservadoras salieran a votar por Trump de forma cohesionada.

La arriesgada apuesta rindió frutos y, Trump se posesionaría como Presidente No. 45 y, en enero de 2017, procedería a nominar a Neil Gorsuch. Algunas semanas después, el Senado terminaría confirmándolo para el cargo.

En junio de 2018, el juez Anthony Kennedy anunció su retiro y ahí se formaría la de troya. Trump, nominaría a Brett Kavanaugh para esta vacante y ahí la batalla en el Senado sería a muerte, pues concurrían acusaciones graves frente al nuevo candidato. A pesar de que las audiencias en el Senado fueron encendidas, tales inculpaciones no se lograron probar y, nuevamente, Mitch McConnell, lograría la disciplina de su bancada y Brett Kavanaugh sería confirmado como nuevo Juez de la Corte Suprema.

Posteriormente, con la muerte de la mítica Ruth Bader Ginsburg, se abriría una nueva vacante. No iba a ser fácil reemplazar una juez del legado progresista de Ginsburg por un juez conservador. Pero, es allí donde McConnell y los republicanos, jugaron impecablemente sus cartas. Para esta vacante, nominaron a Amy Coney Barrett.

A pesar de que en el Senado concurrió una feroz oposición por parte de los demócratas, esta vez, McConnell, sí contaba con una excepcional candidata que hizo una actuación brillante ante el Senado y defendió frente a las únicas críticas que le pudieron endosar, esto es, que era una candidata demasiado conservadora por ser una devota católica y, en tiempo record, Amy Coney Barrett sería confirmada antes de que culminara el periodo de Trump. Con ello, se lograría lo impensable: una mayoría de seis jueces conservadores de nueve. Este sería el inicio de una nueva era en la Corte Suprema de los Estados Unidos, una que unos meses más tarde llevaría a la abolición del caso Roe contra Wade: una auténtica revolución conservadora.