Diana Sofía Giraldo | El Nuevo Siglo
Viernes, 12 de Febrero de 2016

SOBRE EL ACUERDO

“Deliberadamente vago”

“Farc y el Gobierno se pasaron de faena”

 

El  escenario de la paz se complica para el Gobierno y precisamente por lo que se creía ya chuleado: el frente internacional. Se menospreció tanto lo que pensaran los colombianos que,  cuando al fin destapan las cartas con el comunicado de septiembre, caen en cuenta que el país no está listo para ver el narcotráfico como delito conexo, ni para que las Farc elijan sus propios jueces, ni para que no paguen un sólo día de cárcel… y se configuró la estrategia de presentar el documento final de justicia "deliberadamente vago" (deliberately vague) como   lo definió el New York Times.

 

Pero ahora, difícilmente podrán acusar a José Manuel Vivanco y a los senadores norteamericanos Bob Corker, presidente de la comisión de relaciones internacionales y Ben Cardin,  o al vicefiscal   de la Corte Penal Internacional, James Stewart, de uribistas, de enemigos de la paz o de ignorantes.

 

Les queda la alternativa de correr hacia el 23 de marzo, mientras nos hacen creer que la firma del documento se dilata. La opinión pública no tiene tiempo de reaccionar. Así funciona la estrategia del despiste: Timochenko dijo en entrevista a Semana que ahora sí le están gustando las fechas... (Otra vez le resultó complicado disimular la dicha, pues difícilmente puede conseguir más del Gobierno), pero Santrich se pronuncia días despues en  televisión  diciendo que se extenderá el plazo para firmar.

 

Consiguen así  dos propósitos: despistar a quiénes tienen dudas sobre el proceso y mantener en jaque al Gobierno para sacarle hasta la última prebenda.

 

Como dirían los taurófilos, las Farc y el Gobierno se pasaron de faena. Manejaron de manera magistral la propaganda internacional, pero se tomaron demasiada confianza, y a la hora de la verdad propaganda es propaganda y la verdad verdadera amenaza con salir a flote, por cuenta de los mismos actores internacionales a quiénes se les pidió participar de nuestro rediseño institucional. Pero  ¿Cuál verdad? La que intuyen ahora los actores internacionales y que pronto descubrir del todo. La misma que han expresado los colombianos cuya voz se ahoga en el unanimismo mediático: que el acuerdo de justicia conduce a la impunidad.

 

Para el senador demócrata Patrick Lehay, “EE.UU no puede apoyar un acuerdo de paz en Colombia que comporte grandes dosis de impunidad”. José Manuel Vivanco, de Human Rights Watch,  se ratifica llamando al acuerdo “piñata de impunidad” .Dice el New Yor Times: “El Gobierno de Colombia y las Farc lograron un acuerdo deliberadamente vago sobre justicia transicional, el cual ha despertado preocupaciones válidas sobre si los serios crímenes de guerra podrán quedar, en gran medida, sin castigo”.  James Stewart, el vicefiscal de la Corte Penal Internacional, advierte que el aval de este organismo al acuerdo de paz con las Farc, dependerá de las sanciones que se impongan a los responsables de crímenes de guerra y violaciones al Derecho Internacional Humanitario.

 

Por su parte los senadores norteamericanos  Bob Corker y Ben Cardin, celebran la búsqueda de la paz, pero anotan su preocupación por el tema de justicia: “se debe lograr un acuerdo que lleve ante la justicia a los responsables de graves violaciones a los derechos humanos y del Derecho Internacional Humanitario y se aseguren que sean castigados apropiadamente”.

 

¿La construcción de una escuelita, la conmutación anticipada de la sanción y la curul en el Congreso dejarán satisfecha a la comunidad internacional?