Diego Arango* | El Nuevo Siglo
Miércoles, 31 de Diciembre de 2014

BOGOTÁ 2014

Un balance desastroso

 

Qué   triste cerrar un año más y que nuestra ciudad capital eche para atrás en su desarrollo y servicios. Pero más triste aún es abrir otro año más y ver sin ninguna esperanza de que nada mejorará, por el contrario, empeorará. Comencemos observando el más grave problema de Bogotá que es la inseguridad, pues los índices de atracos, violaciones, agresiones, robos y en general la delincuencia han aumentado en proporción geométrica. Tomar un taxi en la calle es un  tremendo riesgo, más aún para mujeres solas. Los taxistas sin ningún control de las autoridades abusan de los usuarios y hasta agreden al pasajero de manera violenta por algún desacuerdo. Sacar dinero del banco o del cajero se ha convertido en un albur, pues los ladrones están al acecho. Portar celulares de alta gama es un enorme peligro, atracan en los semáforos, en los centros comerciales, en las calles, en fin, es aterradora la inseguridad. Y qué decir de las viviendas, a la gente más pobre se les entran y los asaltan quitándoles todas sus pertenencias y maltratándola. Ricos, pobres, viejos, jóvenes, nadie se escapa de la voracidad delincuencial.

Esta es la Bogotá actual, donde los turistas son robados, los estafadores rondan los hoteles, los niños son abusados. Es así esta triste realidad, mientras la administración distrital fomenta las ventas ambulantes, incentiva y premia la anarquía. Transmilenio se volvió imposible por la inseguridad, la violencia, peleas, atracos, robos, manoseo a mujeres. De otra parte están los vándalos que destruyen las estaciones, pintarrajean las fachadas de las casas y locales comerciales, los puentes, monumentos históricos y  cuanta pared encuentren con grafitis satánicos. Ahora qué decir del tráfico que cada día es más caótico, los conductores estresados generan violencia y cada diez cuadras se encuentra un choque menor o mayor que obstruye la movilidad vehicular. El estado de las vías es terrible, cada vez más huecos sin tapar, la recuperación de calles es muy escasa y ni hablar de los andenes destrozados. El servicio de recolección de basuras desmejoró desde que el alcalde sacó su nuevo modelo. El reciclaje ha sido todo un fracaso, el botadero Doña Juana está que explota sin ninguna otra alternativa.

Estos son algunos de los puntos más afectados, pero veamos otros: el POT no ha sido posible aprobarlo, el plan de desarrollo de transporte masivo como las troncales de Transmilenio por la Boyacá quedó congelado. El metro que tiene todo el financiamiento aprobado por el Gobierno nacional en el 70 por ciento y el resto en cupo de endeudamiento distrital aprobado, no se concreta y eso que ya se asignaron las partidas. La chatarrización va muy lentamente, el Sistema Integrado no se implementa. Lo más grave de todo es la corrupción que azota las finanzas de Bogotá, en vez de disminuir, en esta administración se disparó, de arriba hacia abajo, las denuncias del Concejo al Alcalde y su familia por favorecimientos, los mismos contratistas corruptos de siempre siguen enquistados en las arcas capitalinas. Finalmente la demagogia, el populismo politiquero y la arrogancia del burgomaestre tienen acabada la ciudad.www.diegoarango.com

*Presidente Canal Teleamiga Internacional