Diego Arango* | El Nuevo Siglo
Jueves, 29 de Enero de 2015

De candidato a perseguido

 

ÓSCAR  Iván Zuluaga, excandidato presidencial con cerca de 7 millones de votos, quien a su vez es director del partido Centro Democrático, principal opositor del Gobierno, está siendo perseguido por la justicia junto con su hijo, implicados en cargos como concierto para delinquir, espionaje electrónico, sabotaje del proceso de paz entre otros más, hechos al hacker Andrés Sepúlveda quien fue contratado por la campaña presidencial de Óscar Iván para el manejo y socialización de la misma en las redes sociales.

En video divulgado por la prensa aparece Óscar Iván observando una información secreta relacionada con el proceso de paz. Con base en ese video la Fiscalía capturó a Sepúlveda acusándolo de hacker y en ello vinculó al asesor de la campaña Luis Alfonso Hoyos y ahora el fiscal llama a Óscar Iván y a su hijo David a rendir un interrogatorio respecto a las implicaciones que estos dos pudieran tener en esos hechos. Un candidato presidencial tiene la obligación de conocer todo, absolutamente todo lo que está sucediendo en el país, más aún si los hechos significan peligro para la seguridad nacional, como es la guerrilla y desde luego ese proceso de paz, que abiertamente él como candidato, ni su partido creen en la forma como se está llevando. La campaña de Zuluaga no contrató a Sepúlveda para ser un espía, sino para mover la candidatura en las redes sociales y por qué no, también para desprestigiar el proceso en el cual él ni su partido creen. En política el desprestigio de las ideas y acciones de los opositores es legítimo, de cuando acá se le enjuicia a un candidato que dice que el programa de gobierno o tal o cual proyecto no sirve al país. Solo en las dictaduras se presenta ese fenómeno, en que los opositores son encarcelados por desprestigiar al régimen, tal como sucede en Venezuela con todo aquel que se oponga y manifieste su duda en el Gobierno.

Ahora sucede que en el país de la leyes, en el más democrático de América, se persigue a un excandidato presidencial por querer saber cómo son las intimidades de un proceso de paz, bastante cuestionado por cierto, donde las concesiones al enemigo se dan por catálogo, donde los criminales son tratados a cuerpo de rey en La Habana. Yo no me imagino a un candidato presidencial diciéndole a alguien que le quiera dar información confidencial sobre asuntos delicados del país, que no quiere escuchar eso, que vaya a la Fiscalía a denunciar la información obtenida. De verdad que eso es estúpido. Óscar Iván como candidato hizo bien en escuchar al hacker con información sobre el proceso de paz, de los negociadores y de los guerrilleros, porque era su responsabilidad como posible Presidente de la República. Winston Churchill ganó la guerra gracias a inteligencia en contra de los alemanes, él tenía espías  que nunca los conoció personalmente, lo mismo De Gaulle y Roosevelt. No me imagino a estos personajes de la historia siendo llamados a interrogatorio judicial porque escuchaban a los informantes. Solo en  el país de Ripley suceden estas cosas, ojalá a mí no me llamen  a la Fiscalía por esta columna.  

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*Presidente Canal Teleamiga Internacional