…no manda marinero, dice el dicho.
Bogotá tiene 7.413.000 habitantes que son el 14.9% del total del país (49.650.000). La ciudad tenía en 2019 un PIB per cápita de USD 9.247, frente a USD 6.651 del total general. Su población económicamente activa es de 4 millones 500 mil personas. Y en cuanto al coronavirus tenía al momento de escribir esta columna 2.152 contagiados (41.9% del total de 5.142), 84 muertos (36.0 % de los 233 del país) y 110 personas en las UCI.
La Alcaldesa no es un simple marinero sino, en términos de marinería, un contramaestre, con tan alta responsabilidad que se dice, con razón, que es el segundo cargo más importante del país después del presidente.
El artículo 215 de la Constitución establece que “cuando sobrevengan hechos…que perturben o amenacen perturbar en forma grave e inminente el orden económico, social y ecológico del país, o que constituyan grave calamidad pública, podrá el presidente, con la firma de todos los ministros, declarar el Estado de Emergencia por períodos hasta de treinta días en cada caso, que sumados no podrán exceder de noventa días en el año calendario. Mediante tal declaración, que deberá ser motivada, podrá el presidente… dictar decretos con fuerza de ley, destinados exclusivamente a conjurar la crisis y a impedir la extensión de sus efectos. Estos decretos deberán referirse a materias que tengan relación directa y específica con el Estado de Emergencia…”
De manera que, en la coyuntura actual del coronavirus, es al Presidente al que corresponde arrostrar con sus ministros la responsabilidad de guiar al país por la mejor ruta para superar las dificultades. No hay duda de que lo ha hecho bien y las cifras lo demuestran.
Al propio tiempo, tiene el Presidente la obligación de conciliar los derechos a la vida y la salud de los colombianos con la economía. La cuarentena, que parece ser la única manera de evitar que al virus se extienda como en otros países, afecta directamente y de manera grave la situación económica del país que somos todos los colombianos. Los cálculos más optimistas dicen que para fin de año la economía habrá decrecido en 2.5% y entre más se extienda el confinamiento las cifras serán peores.
Frente a la liberación, que el Gobierno ha dicho que debe ser gradual y controlada, de ciertas actividades como la industrial -no toda- y la construcción e infraestructura, la alcaldesa envió una carta al Presidente donde sugiere esperar hasta el 11 de mayo, fecha hasta la que fue prorrogada la cuarentena. Solo una apertura concertada, secuencial, gradual y segura protege la vida, según la alcaldesa.
Los medios han levantado una tempestad en un vaso de agua, innecesaria y peligrosa. La Alcaldesa se refiere fundamentalmente al problema del transporte público, aunque gobierno y alcaldía coinciden en que no se debe exceder en ningún caso el 35% de su capacidad y siempre con extremas medidas de bioseguridad. Por su parte, el ministro de Comercio Exterior, José Manuel Restrepo, dijo que la industria reabrirá “si y solo si cumplen con los protocolos de bioseguridad… y para la verificación de ese cumplimiento serán los alcaldes los actores protagonistas”. Son ellos, agregó, los que, “tendrán que diseñar mecanismos para cumplir con estrictos propósitos de bioseguridad y, por lo tanto, el Gobierno lo único que hace es que abre la puerta a unos subsectores, pero ellos, como responsables en su territorio, tienen la llave de la gradualidad”.
La Alcaldesa no puede impedir la reapertura pero debe controlar el cumplimiento de los parámetros. No encuentro razones para demorarla.