Propuestas de Samper y Montealegre
Entre las buenas noticias hay dos a las cuales nos referiremos hoy. La primera es la relacionada con la posición del fiscal Eduardo Montealegre sobre el Marco jurídico sobre la paz que se discute en las cámaras legislativas. Lejos de acoger el punto de vista extremo expresado por el señor Vivanco, de Human Rights Watch, nuestro Fiscal, con mente abierta y los pies en la tierra que pisamos, propuso que no se abandonara la iniciativa que está en curso en el Congreso, pues las andanadas de Vivanco habían hecho mella en el espíritu timorato de buena parte de nuestros legisladores que se disponían a darle entierro de tercera a la iniciativa.
La segunda noticia corrió por cuenta del expresidente Ernesto Samper y surgió en el Foro que se realizó bajo su orientación. Propuso humanizar el conflicto a través de un acuerdo que suscribirían las partes enfrentadas -guerrilleros y Gobierno- “para sacar a los niños de la guerra, acabar el secuestro y la desaparición forzada, los bombardeos contra objetivos en los que haya civiles y acabar las minas (su uso) antipersonales”.
La actitud del fiscal Montealegre habla bien de su personalidad, en cuanto sus palabras deben apreciarse como gesto de independencia frente a presiones como la comentada de Human Rights Watch, la cual, de seguirse al pie de la letra, se convertiría en talanquera para llegar a la paz en nuestro país.
En artículo anterior me ocupé del tema y puse de presente cómo todos los procesos de paz en el mundo habían contemplado amnistías y gracias conciliadas para poder firmar la paz, y sólo en aquellos que terminaron abatiendo previamente al enemigo se impusieron las condiciones de sometimiento por parte del vencedor.
La realidad colombiana -50 años de guerra inconclusa- invita a buscar acuerdos de paz realistas, entre cuyas cláusulas podría figurar, como lo dice el fiscal Montealegre, la concesión de amnistías e indultos; gracias que no pueden circunscribirse solamente, según su autorizada opinión, a la figura del delito político, porque tal concepción “quedó estrecha ante la realidad colombiana”. Incluso el Fiscal habló de otorgarlas, condicionadas, a los autores de delitos de lesa humanidad cometidos dentro del conflicto interno.
El debate ya se armó -y está bien que así sea- y lo único que quedaría pendiente sería buscarle caminos de apertura legislativa para incorporar la iniciativa del Fiscal al proyecto en curso.
En cuanto a la propuesta del expresidente Samper habrá que celebrarla con beneplácito. Y no puedo menos de hacerlo, en mi caso, cuando desde 1987 -en la célebre Convención Liberal de Cartagena de Indias- presenté un documento que titulé “Mientras llega la paz, humanicemos la guerra”, y, sobre esa base, solicité que para iniciar cualquier proceso de paz se firmara un preacuerdo entre las partes enfrentadas de someterse a las reglas del Derecho Internacional Humanitario.
Con todo, a la paz hay que meterle pueblo, como lo hemos dicho tantas veces, y, en este sentido, las iniciativas tanto del expresidente como la del Fiscal, podrían llevarse, con la necesaria intervención del Presidente de la República, en el caso de consulta popular, en los términos del artículo 104 de la Constitución Política, o a referendo, si así lo decidiera el Congreso. Con lo cual se les daría mayor fortaleza.