EDMUNDO LÓPEZ GÓMEZ | El Nuevo Siglo
Viernes, 16 de Noviembre de 2012

¿Sigue la guerra sucia?

 

Comentaristas de nuestro conflicto,  vaticinan que nos espera “una Navidad sangrienta “.  Y eso puede suceder porque en los acuerdos para iniciar el proceso de paz no se proscribieron hechos  de guerra que están prohibidos por los convenios que ha suscrito Colombia y cuyo acatamiento obliga no solamente al Estado sino también a la subversión:  concretamente al grupo guerrillero que  está sentado a la mesa de las negociaciones.

La omisión fue  grave y la advertimos en esta columna y también en mensaje que le enviamos al propio presidente Santos. Si no se pactó el cese de hostilidades o el cese el fuego, el conflicto, sin embargo, no podía continuar dentro de los parámetros de una  guerra sucia, la cual tiene su expresión cuando no  se respetan con rigor  las reglas del derecho internacional humanitario en la confrontación armada. Y  a fe que las Farc, aun dentro del período de negociaciones, han seguido cometiendo  hechos prohibidos  de guerra, según  publicaciones de prensa y comunicaciones del Ministerio de Defensa; comportamiento que ya está provocando la indignación nacional.

En nuestra carta pública a “Timochenko“, dada a conocer en esta columna, emplazamos al comandante guerrillero a que no esperara el fracaso de las negociaciones de paz -como lo estaba pensando-, para firmar un pacto de “humanización del conflicto“,  sino que desde ya quedaran proscritas prácticas de guerra  prohibidas desde los viejos convenios de La Haya, del siglo XIX, hasta los de Ginebra, de mediados del siglo XX. Pero también emplazamos al doctor Humberto de la Calle, plenipotenciario del Gobierno, para que este 15 de noviembre en La Habana, proponga, con carácter de exigencia, que se firme ese  acuerdo mínimo previo para darle  justificación ética  a los diálogos, porque de seguir parlando, con masacres de por medio, la situación llegaría a ser  intolerable.

Ni De la Calle ni “Timochenko” han hecho pronunciamiento alguno. “Vaya uno a saber por qué“, diría hoy el expresidente Alfonso Michelsen, ante asuntos que le  causaban perplejidad. 

En el entretanto, el Ministro  de Defensa bombardea  la opinión pública (en mi computador entran alrededor de 15 “misiles” por día), con lamentos desgarradores por hechos cometidos por los “terroristas desalmados de las Farc”, como él las viene calificando en sus comunicados. Ministro: se lo decimos con todo respeto: más allá de sus  expresiones de rechazo y  de sus  quejumbres, debe usted  Intervenir, con la autorización del presidente Santos, para  que en La Habana  se  plantee a las Farc que respeten las reglas del DIH; porque ya son parte política del conflicto y están obligados a asumir un comportamiento consecuente con la  nueva condición que ostentan.

En verdad, si no se paran las negociaciones, mientras no se pacte ese acuerdo, apaga y vámonos…

Hacemos este planteamiento como amigos de la solución política del conflicto;  interesados en que  las negociaciones de paz no fracasen.

P.D.  Duele que mi partido liberal, no  haya asumido el tema como asunto prioritario de su agenda política.  Falta que hace. Pero desde esta columna seguiremos repicando las campanas. ¡La causa vale la pena!

edmundolopezzg@hotmail.com