EDUARDO VARGAS MONTENEGRO | El Nuevo Siglo
Domingo, 1 de Diciembre de 2013

Buen retiro

 

Nos  demos cuenta de ello o no, el mundo está cambiando: la Tierra gira más rápido, los desastres naturales suceden cada vez más frecuentemente y tenemos más riesgos de desastres nucleares, no tanto porque a alguien se le antoje oprimir un botón, sino porque se pueden repetir los Chernobyles y Fukushimas. Creo, por ello, que para asumir tales cambios -y no morir en el intento- necesitamos modificar los lenguajes y por ende las visiones existenciales.

Estamos acostumbrados a voces y sonidos de confrontación; el lenguaje de la guerra vende. Nos acomodamos en los tonos bélicos: escuchando un partido de fútbol rápidamente aparecen los artilleros, las penas máximas, el duelo. En otros deportes hay desde mariscales de campo hasta el puño limpio. Incluso en procesos terapéuticos se habla de ser guerreros y luchar. Es el lenguaje de la espada, que ha agredido, herido y matado, tal vez necesario en algún momento de la historia, pero del que pienso ya hubo bastante en todos los espacios de la cotidianidad.

Creo que si queremos otras sociedades necesitamos mudarnos a un lenguaje del cáliz, amoroso, contenedor y consciente, desde el cual acojamos las relaciones en mayor armonía y podamos crear un círculo virtuoso de solidaridad real. Entonces algunas palabras podrían pasar a uso de buen retiro, pues en una nueva cultura más armónica, sencillamente sobrarían. No se trata de eufemismos ni de ver la vida color de rosa; habrá que resolver los conflictos, que hacen y harán parte de la existencia. Se trata de entrar conscientemente en un proceso de mutación del lenguaje, para que muten también pensamientos, sentimientos y acciones.

Si dejamos de usar palabras como antimacasar y telégrafo, dado que las realidades cambiaron, ¿no podremos dejar de usar otros términos para cambiar la realidad y hacernos menos daño? ¿Necesitamos más luchas,  confrontaciones, penas y castigos, así sean con la mejor de las voluntades? ¿Será que necesitamos ser guerreros para transformarnos? ¿Necesitamos seguir con el sufrimiento y perpetuarlo con nuestras palabras? ¿No bastaría con ser actuantes conscientes, reto de por sí bastante arduo? Creo que para vivir en y desde la consciencia nos va sobrando la guerra.

El cambio implicaría dificultades y habría montones de resistencias, propias y ajenas. Pero no tenemos que conformarnos con las visiones de los toltecas ni los samuráis, cuando podemos usar y crear otras palabras que nos saquen de las guerras. Podríamos crear otras culturas, más amorosas, sin que por ello se pierdan fuerza, firmeza, determinación y límites.

Sí, no todos tenemos que cambiar. Tomará tiempo llegar a un número crítico que permita girar existencialmente; habrá logros y fracasos. Podríamos empezar el camino por cambiar los lenguajes. De hacer esto, amorosa, constantemente, transformaríamos el destino.

@edoxvargas