EDUARDO VARGAS MONTENEGRO | El Nuevo Siglo
Sábado, 1 de Junio de 2013

El ego cambia
El universo es dinámico, de lo cual nos da cuenta la física, desde la clásica hasta la cuántica. El universo fluye, muta, tiene variaciones impredecibles que nos obligan a hacer apuestas, jugarnos las cartas que nos permitan una mayor comprensión de las cosas.
Nuestro planeta también se modifica: cambian los cursos de los ríos, las líneas costeras, surgen islas, desaparecen otras. Sin ir más lejos, con el tsunami de 1979 las cinco islas que conformaban Tumaco quedaron reducidas a dos; dos se hundieron y otras dos se fusionaron.
Cambian las culturas, las cosmovisiones. El ser humano también muda de piel, en lo social y en lo individual. Nuestro cuerpo muta, al igual que nuestros senti-pensamientos. Nuestro ego cambia. Y no tendría que ser distinto, pues hacemos parte del universo...
El ego está lejos de ser un falso ser, pues nos ocurre aquí y ahora, y lo que nos pasa en la cotidianidad es de verdad: la angustia, los celos, el optimismo, las ganas de figurar o de esconderse. Todo eso nos sucede, en presente.
Yo comprendo al ego como un ser temporal, un auxiliar momentáneo que así como nos puede facilitar la existencia, también nos la puede complicar. Ese compañero también cambia, se mueve, da vueltas.
Por ello los seres humanos estamos llamados a cambiar, entre otras cosas porque es inevitable. Entonces nos va mucho mejor si el cambio es consciente.
En esa evolución egoica no caben los determinismos. “Como tu mamá murió en tu infancia, tú eres así; claro, como tuviste cinco hermanos y eres el menor, tu ego es asá; evidentemente, como mides 1,90 cms. tu ego...”. No, no caben los determinismos, aunque sí existen rasgos de carácter que se pueden identificar, si funcionas más desde la razón, la emoción o el instinto. Pero cada ser humano es único e irrepetible, por lo que no creo en clasificaciones a dedo, que responden a lógicas lineales del tipo "si p, entonces”. Estamos en un universo complejo, somos complejos y por tanto requerimos, para comprendernos cada vez más cabalmente, lógicas compleja.
Lo que hoy nos puede generar tristeza, miedo o rabia, mañana no. Seguramente usted puede recordar ejemplos de ello en su propia vida.
Cambiamos en la medida en que aprendemos, y con cada aprendizaje positivo, se transforma el ego. Si una persona ha trabajado su falta de compromiso consigo misma, ese ego de desconexión se mueve y ahora le corresponde otro aprendizaje, el gozo de la vida, el cuidado de otros... O la confianza, o la aceptación. Cualquiera de ellos. U otro.
La clave es ir identificando qué necesitamos aprender, que es justamente lo que nos falta.
Al transformar el ego, alcanzamos la esencia.