El auditorio nacional mira por encima del pesimismo, la realidad en los escenarios del Congreso y Gobierno, que actúan con libreto característico, con todo a las carreras y sobre tiempo, como sucede al cerrarse 2018.
No se desconoce la abundancia de proyectos, evaluación de iniciativas gubernamentales, forcejeo con agresividad verbal y afán por entregar resultados al cierre de periodo, como acaba de suceder.
El presidente Duque, desde su debut en el cargo, le apuntó con afán a lograr con más de una decena de propuestas, resultados para terminar sus cuatro primeros meses. No por correr, se gana toda carrera.
Las señales de partida indicaron con claridad que la prioridad era cubrir el hueco fiscal de la Nación. La cifra más preocupante, fue la de $14 billones requeridos.
Sin denigrar, ni demeritar al ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, hay que precisar que el debate sobre “Bonos de Agua”, negocio de particulares en otra época, estuvo a punto de convertir en agua su nombramiento.
Fue el primer frenazo del gobierno Duque, y primer interrogante, sobre la nómina que acaba de conformar el mandatario, sin politiqueros y profesionales jóvenes con hoja limpia y de reconocida capacitación académica.
Así la Ley de Financiamiento a la Nación, es hija de la propuesta para Reforma Tributaria que provocó el estallido económico y social en todos los círculos ciudadanos. Con reloj y calendario corriendo, se convirtió solo en Ley.
Ahí quedó al descubierto la precipitación del Gobierno para lograr aciertos en el marcador de decisiones, reclamadas por la ciudadanía. Y se despejó que las demás propuestas, se prepararon al ritmo del trote, sin un equipo asesor fuera del escenario gubernamental.
Y se desencadenó la serie de llamadas al Eln para que se integrará a los diálogos de paz, en tanto que su gabinete al seguir el carrerón, propone ministerios de Deporte, de Ciencia y Tecnología, y de Familia.
Quedaba otra puntada, no pensada en su diseño, también por la falta del equipo asesor: Nada menos que la Reforma Política con intenciones de senadores y representantes interesados en ejercer ministerios, cuando la oportunidad se les presente.
Y así, se cerró año con intensa carrera para aprobar Ley de Financiamiento, con vacíos y desacuerdos en aplicación de -Iva-, cobros en impuestos de renta, subsidios embolatados y ministerios nuevos, con cara de innecesarios.
El auditorio permanece en pesimismo frente a Gobierno y Congreso, con pesada carga de exigencias ciudadanas, al menos para reordenar el crucigrama nacional.
El pesimismo no desaparece porque se espera lluvia de alzas en comercio, después de reajustado el salario mínimo. Queda ahora, solo esperar el banderazo de nuevo año, sin otro carrerón del presidente Duque; mejor con equipo bien experto.