Frente a la decisión de nuestro ordinario ministro de educación de “amenazar” con echar a rodar un proceso para declarar Patrimonio Nacional el espantoso “Monumento a la Resistencia” en Puerto Rellena -que los mamertos dieron en rebautizar “Puerto Resistencia”- en Santiago de Cali, me da a mí por recordar esas clases magistrales sobre arte y estética de nuestro primer decano de Comunicación Social en la Pontificia Universidad Javeriana, Francisco Gil Tovar (q.e.p.d.) quien, frente al doble esperpento (la obra y la idea del parcero de Petro) estaría, sencillamente, revolcándose en su tumba.
Una obra de arte -o monumento, por caso- debe responder a una expresión tranquila del artista, a la materialización de una idea sensible y sublime que primero se teje con filigrana en la mente, pero no debería corresponder a la expresión furibunda de un grupo de vándalos de la primera línea -sin ningún genio incorporado- que a la fuerza se apoderaron del espacio público para destruirlo o para erigir sobre él una estructura a la “resistencia contra la represión”, sin licencia alguna para ello, sólo por el capricho de magnificar un supuesto “estallido social” que fue provocado por la oposición al gobierno Duque, para tumbarlo, con el patrocinio de unos grupos insurgentes.
La estructura de marras no es propiamente una obra de arte sublime. Consiste en una obra en bruto, “un revoltijo de carne con madera”, como diría el poeta cantante Silvio, un perfecto “embutido” sazonado bajo el ardiente sol de Puerto Rellena, que no “va de la mano” con las hermosas “manos de la creación de Adán”, de Miguel Ángel, ni con las piadosas “manos que oran”, de Albretch Durer, ni con el refinado serial de manos en bronce de Auguste Rodin… es más bien una declaración de guerra plasmada a muchas manos, que confluye en una mano que agarra un letrero que dice “Resiste” y otro que incita a la “lucha”, es como un desabrido grito de guerra lanzado al aire.
Además, el “embutido” -con más de 3 años de edad- ya no tendría razón de ser, pues la “Resistencia” ya está en el poder, acabando con el país por pedazos, rebanando a machete la institucionalidad de la fuerza pública, eliminando a punta de Resolución los exitosos Comandos Conjuntos, clave en la lucha contra los grupos armados ilegales, todo planeado para reducir las FF.MM. a su mínima expresión y convertirlas en juguete de niños para las envalentonadas estructuras narcoterroristas que cada día ganan más terreno en la geografía patria.
En todo caso, el embeleco aquél forma parte del repertorio que aplica el viejo principio de todas las formas de lucha para acabar con la cultura, empezando por ese hermoso legado de nuestro idioma, llenándolo de tóxicos ingredientes inclusivos, para luego emprenderla a plomo contra la familia, el matrimonio de un hombre con una mujer, la religión, los valores cristianos, el derecho, la economía de propiedad privada y, finalmente, contra la democracia; es toda una artillería montada para ir minando esos valores, cimientos de nuestra cultura.
Post-it. Sobrevivir 50 años de egresados escolares no es tarea hecha con plastilina y un hermano ocurrente, al enterarse, exclamó: ¡Ah, es que usted todavía tiene compañeros de colegio vivos! Felicitaciones compañeros salesianos de aquellos tiempos telúricos en que Dos-quebradas era una sola, época de los gloriosos “Juego Olímpicos” de Pereira 74. Que Dios y los padres Aguilar, Pérez, Ávila, Yepes, Betancur y Mira nos colmen de bendiciones y nos guarden con clase.