El presidente de la República quiere modificar el escudo nacional porque es “anacrónico,” las palabras Libertad y Orden deben desaparecer, respecto de los colores el amarillo no representa abundancia, ni es adecuado mencionar los dos mares, ni el Cóndor. En eso va el programa del Cambio en referencia a los símbolos patrios.
Existen tantos problemas en Colombia que resulta desafortunada una polémica sobre el escudo y la bandera, eso no forma parte de los temas que deberían tenerse en cuenta para buscar un gran acuerdo nacional, ni contribuye al cese de la violencia, ni a la conquista de la Paz.
Cualquiera que sea la ideología de un gobierno, situar como punto de división el irrespeto a emblemas aceptados nacional e internacionalmente carece de lógica. Hemos ido entregando a la delincuencia fragmentos de Estado, las instituciones democráticas se encuentran en entredicho y las injusticias en lugar de disminuir se incrementan. Lo único que falta es desprendernos también del escudo y la bandera, olvidar la historia, restar importancia a tradiciones que integran, a valores inherentes a nuestra nacionalidad.
La demagogia cunde, insólito abjurar de símbolos que están presentes en la vida diaria, en ceremonias y celebraciones públicas, que significan demostración de orgullo por la condición de colombianos, prueba de clara pertenencia. La sociedad, con sentido patriótico, debe impedir una discusión insensata y el reemplazo del escudo y la bandera.
Las insignias de identidad institucional que representan los rasgos inconfundibles de la Nación no son susceptibles de cambio por motivos imposibles de explicar, personalistas e inherentes a la condición humana de ningún dirigente. Su alteración conforma grande equivocación, linda con el anarquismo.
Y como se menciona también la modificación del himno nacional tampoco resulta indicada, la música suena bien y la letra de don Rafael Núñez integra. Ciertamente no es modificando el escudo y la bandera como pueden ocultarse los errores de un mal Gobierno, muchos y lamentables, unidos al desorden, a la corrupción, a la comisión de delitos.
Comparto los términos del editorial de este periódico cuando precisa que “el lema de Libertad y Orden, conciso y de transparente expresión democrática, es naturalmente lo que predominará en la campaña presidencial, que, frente a la anarquía, la improvisación y el populismo, ya despunta como símbolo del verdadero Cambio.”
Increíble que el señor presidente de la República continué empeñado en acabar con la Constitución, propiciar el caos, agravar conflictos y terminar su período sin escudo, bandera, ni himno nacional. No somos capaces de entender que ello se encuentra incluido en el socialismo siglo XXI, en la asamblea constitucional de 1991 los voceros del M-19 jamás hicieron una propuesta para desaparecer los símbolos patrios.
Coda- Las inversiones forzosas implican ataque a los ahorros de los colombianos, decisión en detrimento de distintos estamentos, nueva especie de subsidio empobrecedor. Ojalá que el esperpento naufrague.
¡Vivir para ver! e igualmente sufrir.