Tanto en lo personal, como en el ámbito empresarial, enfrentamos constantemente decisiones y desafíos que nos llevan a desear conocer las consecuencias de nuestras acciones o anticipar los acontecimientos que vendrán. Esta búsqueda de certeza es natural, ya que todos deseamos tomar decisiones informadas. Durante muchos años, las organizaciones han reconocido la importancia de los datos en la toma de decisiones, ya que estos proporcionan información valiosa sobre el comportamiento de las variables. Sin embargo, es crucial comprender que, a pesar de todos nuestros esfuerzos, el futuro no se puede predecir de manera absoluta. La incertidumbre es una constante en la vida personal y empresarial.
La historia nos ha mostrado momentos de gran incertidumbre en el ámbito personal, social y empresarial, como el ataque a las Torres Gemelas, el terremoto de Japón o la crisis económica de 2008 que se vivió fuertemente en los Estados Unidos. En Colombia, vivimos una muy fuerte crisis económica en 1998, que produjo grandes cambios en el sector financiero nacional. Estos eventos sacudieron la sensación de seguridad y previsibilidad en esas naciones. Sin embargo, el fenómeno más reciente que afectó a todo el planeta fue la pandemia de covid-19, que "democratizó" la incertidumbre al hacer que todos la viviéramos al mismo tiempo.
Cuando nos enfrentamos a eventos inesperados, nuestras predicciones suelen desmoronarse, y nos vemos obligados a utilizar nuestra intuición y a estar abiertos a múltiples interpretaciones y resultados.
Navegar en la incertidumbre puede ser especialmente desafiante. A continuación, veremos algunos factores que debemos tener en cuenta en este proceso tan natural como la vida misma:
Miedo a lo desconocido: cuando navegamos en lo desconocido, se dispara en nosotros emociones como ansiedad y temor. Las personas tienden a sentirse más seguras cuando pueden prever y anticipar resultados.
Temor al error: En situaciones inciertas, las decisiones pueden llevar a resultados impredecibles. El miedo a cometer errores y afrontar las consecuencias negativas puede producir parálisis ante una creciente incertidumbre.
Dificultad para tomar decisiones: La falta de información clara y confiable en situaciones inciertas puede dificultar la toma de decisiones efectivas. La incertidumbre a menudo requiere tomar decisiones basadas en suposiciones y riesgos que pretendemos calcular.
Tolerancia a la ambigüedad: Algunas personas tienen una mayor tolerancia a la ambigüedad que otras. Aquellos que son menos tolerantes a la incertidumbre pueden sentirse abrumados por situaciones inciertas.
Necesidad de seguridad: La necesidad humana de seguridad y estabilidad a menudo choca con la naturaleza misma de la incertidumbre, que es inherentemente insegura y volátil.
Cambio constante: En un mundo que cambia rápidamente, la incertidumbre se ha vuelto más frecuente y compleja, lo que puede ser abrumador para algunas personas.
A pesar de estos desafíos, aprender a navegar en la incertidumbre es una habilidad valiosa en la vida personal y profesional. Hacerlo, nos llevará a desarrollar capacidades de adaptación, innovación y crecimiento personal. Desarrollar la resiliencia y la capacidad de tomar decisiones informadas en situaciones inciertas son habilidades clave para afrontar la incertidumbre con más confianza y éxito en todos los aspectos de la vida.
* Líder de innovación de LIT (Liderazgo Integral Transformacional)