Según estadísticas del Dane y de la Policía Nacional, en los últimos 10 años se ha incrementado en forma sensible, el consumo de licor por parte de la mujer colombiana. Tenemos en el país 500.000 alcohólicos –cifra revelada por Fundar– y de esta cantidad, un 10% son mujeres. Para la Organización Mundial de la Salud, el alcoholismo constituye la cuarta enfermedad de la familia humana. Las otras son el cáncer, las cardiovasculares y las mentales. Solo el alcohol mata deshonrando. El alcoholismo en la mujer significa en nuestro medio: divorcios, pérdida del empleo, mayor delincuencia, tensión nerviosa, rechazo social, escasez progresiva de recursos económicos y ruina moral, mental y física.
¿Por qué hoy bebe más la mujer en el país, qué hace 10 años?. Multitud de causas sociales, económicas y políticas lo explican. La liberación y el destape. La inmadurez de un buen porcentaje de mujeres les hace creer que libertad, es libertinaje. Problemas cotidianos, soledad, desamparo, la falta de afecto, el mal ejemplo de los padres, el extravío de las hijas y de los hijos, conflictos laborales, el aburrimiento, las enfermedades, las tensiones, la ansiedad... También el “machismo femenino” conduce a que la mujer pretenda nivelarse con el hombre, tomando en pie de igualdad. Según los médicos, la mujer es en un 50% menos resistente al licor que el varón.
A la persona que más se le censura la proclividad por el licor es a la madre, por su calidad de centro aglutinador de la familia. La primera y la más importante influencia que recibe el niño, es la de la madre. A la madre debemos las primeras valoraciones morales. Pero no solo en este terreno se patentiza el efecto destructor del licor en la mujer. El alcohol incide directamente en el madre – solterismo -anualmente nacen 60.000 niños sin padre conocido- y en la disolución de la familia. Esta cifra la dio a conocer Bienestar Familiar.
El alcoholismo femenino está estimulando peligrosamente la delincuencia en el llamado “sexo débil”. Infanticidios, abortos, proxenetismo, contrabando, narcotráfico, abusos de confianza, estafa, hurto, delitos de sangre y muchas infracciones más.
Contra el alcoholismo femenino solo resultan eficaces estos tres remedios: preventivos, represivos y de rehabilitación. En el campo preventivo hay que educar por medio del hogar, la escuela y la prensa. En segundo lugar se debe sancionar a quienes vendan licores a menores de edad, enfermos mentales o borrachos. En muchos departamentos y distritos de EE. UU así como en Inglaterra se prohíbe vender licor después de las 9 p.m. La recuperación sólo se logrará desintoxicando a los ya alcoholizados y dándoles asistencia médica y clínica. Fundar y AA, entre otras instituciones, colaboran con gran eficacia en este campo. Es urgente ensanchar el área recreacional y educacional. Más campos de deportes, sala de lectura, parques y sitios de esparcimiento sano y docente. El alcoholismo causa más estragos que la peste, el hambre y la guerra. Pero como se dijo ya, el alcoholismo destruye deshonrando.