Las causas de los hechos históricos no siempre tienen una explicación lógica; entender ciertos acontecimientos que de una u otra forman inciden en el destino de los pueblos no es cuestión que se pueda aclarar a partir de la teoría del efecto objetivo. Un secreto intestino no revelado, incluso escondido en la mente de los protagonistas, hay que descubrirlo acudiendo a investigaciones de lo puramente subjetivo, íntimo e inconsciente.
Georges-Jacques Danton, fundador de la Sociedad de los Derechos del Hombre, líder de la Revolución Francesa, aliado de Maximilien Robespierre, suscita en su copartidario un inconsciente y fatal odio que culmina con su muerte en la guillotina el 5 de abril de 1794, sentencia consentida por su hipócrita enemigo y propuesta por el extraño Léon de Saint-Just.
Esa venganza fue cobrada pronto por la historia. Robespierre, “El Soltero” íntimo de su manipulador: León de Saint-Just, muere, también guillotinado, el 28 de julio de 1794. El que la hace la paga y el que a hierro mata a hierro muere, predican los adagios populares.
El 12 de mayo del año pasado Michel Temer asumió, interinamente, la presidencia del Brasil, después de haber instigado un proceso arbitrario contra Dilma Rousseff, para destituirla, de quien era compañero en el ejecutivo en calidad de Vicepresidente. Para esa época -25 de mayo- en esta columna se anunció “La hora de Temer”: la llegada del momento para sentir miedo en la tierra de Pedro I. La premonición no tardó mucho, la corrupción afloró con inusitada rapidez y los jueces de la presidenta rápidamente aparecieron involucrados en el caos político que ahora consume la nación “carioca”.
Los cómplices políticos del juicio ahora enfrentan procesos penales por corrupción y Temer pelea con una oposición que intenta juzgarlo en los mismos términos que lo hicieron con Dilma y en consecuencia, siguiendo la misma pauta, se demanda su suspensión como Jefe de Estado, por el término de seis meses, mientras se decide su responsabilidad penal.
El tristemente célebre Marcelo Odebrecht ha sostenido el soborno a Temer, imputación que ha venido distrayéndose, pero a raíz de que se predica que el presidente está sobornando al diputado Cunha, su colaborador en el juicio a Dilma, hoy preso por corrupción, la gota reboso la copa y todo el chisme salió a la luz pública ocasionando el escándalo que en estos momentos amenaza con la destitución del temeroso presidente.
Para descubrir la causa última de todo este episodio será necesario leer el naipe, pues la simple rivalidad política no es sino la máscara aparente que oculta otro manantial mucho más aberrante, fuente que es una sospecha que únicamente el tiempo esclarecerá, pues en todos los acontecimientos humanos la pasión es uno de sus motivos. Del odio al amor no hay más que un paso, sino que lo diga el citado Saint-Just, amigo secreto de Robespierre y vengador de Dalton. ¡Escúcheme doctor Uribe, amigo cercano del vicepresidente Garzón!