El gran escritor Francisco Herrera Luque en su biografía de Juan Vicente Gómez llamó al palacio de Miraflores en Caracas “La casa del pez que escupe agua”, en referencia a una fuente que adorna uno de los patios del palacio.
El presidente Petro ha sostenido una nueva reunión con Nicolás Maduro, en esta “casa del pez que escupe agua”, el pasado fin de semana.
La fecha misma que se escogió para esta reunión entre los mandatarios indica que tuvo una finalidad principal: otorgar una especie de beneplácito político de Colombia a las próximas elecciones presidenciales. “La paz política en Venezuela puede ser también la paz armada en Colombia”. Esta ambigua frase del presidente Petro trasluce el propósito principal de su visita que no era otro que llevar un ramo de olivo que apaciguara los ánimos contra el manejo antidemocrático que el gobierno Maduro le viene dando al desenvolvimiento de los preparativos electorales en el vecino país.
Si bien es cierto la cancillería colombiana profirió un comunicado debilucho mostrando la preocupación de nuestro país por la exclusión de María Corina Machado como candidata a las próximas elecciones presidenciales, no es menos cierto que en la visita de Petro a Maduro en la “Casa del pez que escupe agua” no se hizo mención de este anuncio que pasó ignorado en los comunicados oficiales.
El asunto es significativo. La cancillería colombiana expidió un comunicado mostrando “preocupación” por la exclusión de Machado, pero nada más. Y en los documentos y declaraciones oficiales de la mención se guardó silencio sepulcral sobre el tema.
Hay que recordar que Colombia fue parte activa y firmó el acuerdo de Barbados por el cual el gobierno de Caracas se comprometió a respetar no sólo la democracia, sino muy especialmente la suerte de la oposición venezolana en las próximas elecciones. Cosa que no hizo. Y mediante argucias terminó cerrándole la puerta a la inscripción de María Corina Machado y aún la de su sustituta también llamada Corina.
María Corina Machado había sido elegida por aplastante mayoría como la candidata de la oposición para las próximas elecciones presidenciales. Si alguien había que hacer respetar consecuentemente con los acuerdos de Barbados era precisamente María Corina. Y era un deber de Colombia hacerlo con voz audible como garante de aquellos acuerdos. Pero no lo hizo. Se limitó a un débil comunicado de la cancillería expedido 8 días antes de la visita a la casa del pez que escupe agua y a un silencio sepulcral de nuestro país en la reunión de Miraflores.
“La casa del pez que escupe agua” quedó así convertida en una reunión donde primó el agua lustral que llevó Petro a Venezuela para darle un tácito aval a la dictadura de Nicolás Maduro, cada vez más desvergonzada.
Si además de lo anterior, Colombia acepta el papel de observador en las próximas elecciones venezolanas que le ha propuesto el gobierno de Caracas, quedará completo el círculo del sainete y nuestro país reducido a un simple avalista del destrozo que ha hecho el gobierno de Maduro a los acuerdos de Barbados.
El restablecimiento de relaciones con el gobierno venezolano (medida afortunada adoptada por el gobierno Petro) no puede confundirse con la zalamería diplomática que le dispensó Colombia al gobierno de Maduro durante las reuniones del pasado fin de semana en la “Casa del pez que escupe agua”.