ERNESTO RODRÍGUEZ MEDINA | El Nuevo Siglo
Sábado, 8 de Junio de 2013

El tiempo se agota

 

Infortunadamente la ANTV terminó contratando a la Universidad Nacional para hacer las veces de banca de inversión para las concesiones de espacios y canales de televisión abierta. Esta universidad, que no obstante estar muy bien posicionada como institución académica en el país y en Latinoamérica, dista mucho de tener la cara de un curtido banquero de inversión que es lo que se necesita en estos menesteres. La universidad se comprometió mediante un convenio interadministrativo a fungir de estructurador financiero y jurídico tanto para las concesiones del Canal Uno como de las de nuevos canales nacionales y locales. Las concesiones del Canal Uno se vencen a partir de enero de 2014 y por ley son las únicas que está prohibido prorrogar, por lo que no solo el proceso para diseñar una licitación puede ser ya muy corto, sino que además el estructurador o banquero de inversión escogido, que no lo es pero pretende serlo, puede enredar más que ayudar en este proceso. No olvidemos que existe norma expresa para este caso en el artículo 49 de la Ley 182 de 1995 que dice claramente y sin lugar a equívocos que “los contratos de concesión de espacios de televisión pública son improrrogables”.

Asimismo la Universidad, no teniendo suficiente con el chicharrón del canal Uno, se comprometió también a que antes de diciembre estructuraría nuevas concesiones de televisión abierta nacional y local, pero esta misma semana la ANE empezó apenas un concurso para contratar una firma experta en rediseño del espectro de televisión para buscar espacio para la transición a la televisión digital pues como está el plan de frecuencias no aguanta más canales; esta consultoría debe finalizar alrededor de mayo de 2014, y luego de este hito la ANE debe expedir la regulación relativa al uso del espectro de televisión necesario para la transición de la TDT de los canales actuales y los que habría por venir, con lo cual si bien nos va habrá plan de frecuencias completo sólo hacia finales de 2014. Así entonces, la Universidad Nacional y la ANTV estarían trabajando sobre un plan que aún no existe generando con ello importantes riesgos jurídicos y financieros que podrían generar a futuro demandas por desequilibrio contractual en contra de la Nación por los posibles nuevos operadores del servicio.

Con todo esto se ve claramente que los tiempos para el canal Uno pueden ya ser cortos, pero el afán para concesionar tercer o cuarto canal nacional puede ser también un descalabro. Mejor haría la ANTV por enfocar todo su esfuerzo en las concesiones del canal Uno que tienen ya su espectro análogo y digital bien definido, y esperar a que la ANE termine juiciosamente su estudio de transición a la TDT antes de meterse en el embeleco de nuevos canales nacionales y locales. Mientras tanto, el Estado debiera más bien reforzar a RTVC como operador de redes eficiente para toda la industria, y en especial para el canal Uno, y la ANTV buscar en el proceso licitatorio de espacios para este canal una verdadera pluralidad de proveedores de televisión. Si no se afanan, corren el riesgo de la tentación de prorrogar las actuales concesiones del canal Uno, lo cual sería contrario a la ley, bloquearían la oportunidad de permitir a terceros interesados el acceso a espacios de televisión a los que tienen derecho y ahí sí se generaría una gran incertidumbre jurídica, demandas y contrademandas que afectarían gravemente el patrimonio público. Dada la premura de tiempo, tocará confiar en que a pesar de sus falencias, la Universidad Nacional simule ser un buen banquero de inversión y logre estructurar para la ANTV un proceso licitatorio aun cuando sea aceptable para las nuevas concesiones del canal Uno antes de que las actuales, improrrogables ellas, venzan, el tiempo corre.

ernestorodriguezmedina@gmail.com