Ernesto Rodríguez Medina | El Nuevo Siglo
Sábado, 17 de Enero de 2015

Un camino mal iluminado

 

Todo parece indicar que el proceso de paz del presidente Juan Manuel Santos entró en su etapa final y definitiva. Sin embargo, y como muy bien lo anotaba El Nuevo Siglo, la falta de claridad en las diversas etapas del proceso ha sido la  causa de que se sigan generando controversias y esto fue lo que se produjo a raíz del anuncio del mandatario de aceptar discutir en la mesa de negociaciones  “un cese al fuego bilateral y definitivo”.

El mismo diario anotaba como muestra de que el proceso va por buen camino las positivas reacciones políticas de la mayoría de los dirigentes. No obstante de nuevo surgió la controversia con este nuevo anuncio por no tener claridad en el cambio de opinión presidencial quien, como se recuerda, se venía oponiendo a esta posibilidad.

Todo esto pone de relieve que ese camino hacia la paz, después de dos años de recorrido, sigue mal iluminado por causa de que los colombianos no hemos tenido suficientes y oportunos elementos de juicio brindados por el Gobierno para juzgar adecuadamente la situación. Y por eso continúa la desconfianza hacia los compromisos del Gobierno. Está faltando una comunicación expedita, clara, oportuna y suficiente sobre el tema y el Gobierno parece que ha sido incapaz de diseñarla y proyectarla.

Ha faltado imaginación creativa e instrumentación eficiente y también, por qué no advertirlo, buen criterio y hasta sentido común. El evidente secretismo y el afán por blindar el proceso de filtraciones se está prestando a malas interpretaciones y acomodaticias desinformaciones. Los medios tampoco están colaborando en esta dirección, porque en su afán de primicia no son pocas las veces que descontextualizan la información. En esto, justo es reconocerlo, nuestro diario ha sido especialmente celoso y busca siempre justificar su eslogan de por qué es el primer diario de análisis y  opinión.

La ausencia de una plataforma estratégica de información ha permitido que los enemigos del proceso, como los uribistas, y algunos exmilitares descontentos, puedan magnificar sus críticas. Como todos los medios entrevistan a los mismos, el fenómeno se centuplica. Además de que los amigos del Gobierno son pobres de discurso y solo se preocupan por poner de presente su "apoyo incondicional", como siempre lo hace el inefable y omnipresente Roy Barreras. Como consecuencia la inmensa mayoría de los colombianos seguimos al margen de la mesa de negociaciones e ignorantes de lo que sucede. Y así no estamos comprometidos con sus resultados. 

Debemos insistir entonces en la necesidad de planificar y programar una plataforma informativa y didáctica para apuntalar el proceso y demostrar sus verdaderos alcances y los logros que se van obteniendo. Esta será la única manera de sentar a todos los colombianos en la misma mesa de negociaciones en donde hoy el Gobierno y las Farc están comprometiendo nuestro futuro. Si esto no se hace continuarán las controversias cada vez que se  anuncie un supuesto avance y se correrá el peligro de que la desinformación se imponga sobre la necesaria divulgación de los acontecimientos.

 

***

Adenda

Toda la razón le asiste al Papa Francisco cuando le advierte al mundo que la libertad de expresión no es excusa para atacar y difamar las religiones.