Es innegable que estamos viviendo un regreso a épocas de horror que creíamos superadas. Las estaciones de policía se han convertido nuevamente en el blanco preferido, o quizá obligado, de aquellos que buscan desestabilizar nuestra sociedad. Este retorno a un escenario de violencia y terror es inaceptable. Nos recuerda tiempos en los que el narcotráfico y la subversión se unieron para hacer de la Policía Nacional su enemigo permanente, evitando el enfrentamiento directo con las fuerzas militares y volcando toda su capacidad bélica contra la policía.
Nuestra institución, comprometida con la seguridad ciudadana en cumplimiento de su misión constitucional, se encontraba en desventaja frente a una arremetida febril y guerrera; la ubicación estratégica de la policía en diferentes regiones de Colombia dificultaba el cultivo, procesamiento y transporte de estupefacientes, lo que llevó estos delincuentes a atacar las estaciones policiales con el objeto de generar tal nivel de violencia, que la ciudadanía clamase por el retiro de la policía, facilitando así el desarrollo del narcotráfico en el sector.
Sin embargo, el sacrificio de nuestros héroes por la sociedad prevaleció sobre la amenaza. A sangre y fuego, la Policía Nacional defendió la soberanía y protegió la población en la mayoría de municipios; pensábamos que estos tiempos oscuros habían quedado atrás, pero no, hoy nos enfrentamos nuevamente a un calvario de muerte, y a pesar de esto el gobierno puede contar con su policía, hombres y mujeres que cumplirán su juramento de defender la vida, el honor y bienes de los ciudadanos, incluso a costa de sus vidas.
¿Qué esperamos del gobierno en estos momentos críticos? Ante todo, un compromiso sólido con el país y nuestra institución. Es esencial fortalecer a la policía en todos los sentidos: operativo, administrativo y legal. No podemos olvidar que los éxitos del pasado fueron posibles gracias al respaldo del Estado, en su conjunto, a la Policía Nacional de Colombia.
La actual alteración del orden público debe servir para confirmar la vital importancia de mantener la dependencia policial del Ministro de Defensa. La cohesión y unidad de la fuerza pública son esenciales para enfrentar y superar las amenazas que hoy se ciernen sobre el país y sus instituciones. Sin asistencia militar es imposible sostener una lucha tan desigual y la historia ha demostrado que una fuerza pública unida y respaldada por el Estado, genera éxitos significativos al enfrentar el crimen y la subversión.
En conclusión, estamos viviendo tiempos difíciles que exigen decisiones firmes y un compromiso inquebrantable con el país. La Policía Nacional seguirá cumpliendo su misión con valentía y dedicación, pero es esencial que el gobierno y la sociedad, en su conjunto, respalden y fortalezcan a nuestra institución. Solo así podremos superar este desafío y garantizar un futuro de paz y seguridad para todos los colombianos.