Murió hace cincuenta y dos años, había nacido en 1905. Conservador, es el dirigente político más prominente de la Costa Atlántica en el siglo XX. Nació en Sabanalarga, municipio que se enorgullece por los ciudadanos distinguidos que han nacido allá.
Una de sus hijas, Adelaida, "la Chiqui", prestigiosa historiadora, así lo reconocen varias Academias, decidió escribir su biografía bajo los auspicios de la Universidad del Norte y, particularmente, de su Rector, el economista y apreciado historiador, Adolfo Meisel Roca. El resultado es más que un recuento de la vida de Sourdis. Como lo dice el título, la autora habla de un hombre y una época. Ubica muy bien al personaje en la vida local, departamental y regional y, claro, en la nacional e internacional. Una valiosa contribución a la historia local que tanto ha promovido entre nosotros el profesor Malcolm Deas y a la descripción de un liderazgo que se construye desde la base, con vocación nacional e internacional. Desde la Asamblea del Atlántico hasta la de las Naciones Unidas. Gran cosa que hubiera recogido el discurso de Sourdis en la Séptima Sesión, en 1952, en plena guerra fría, para confrontar al Ministro de Relaciones Exteriores de la Unión Soviética, en torno del tema de la guerra en Corea, en la cual participaba Colombia. Altura intelectual, coraje y apropiada representación de Colombia.
Aparte de los capítulos que se refieren a su carrera política vale la pena destacar la reconstrucción que acompañada de los recortes de periódicos locales y nacionales recoge los principales momentos de su candidatura presidencial en 1970, la última del Frente Nacional.
Un proceso electoral inusitado en el cual el papel del expresidente Ospina Pérez fue fundamental, así como el de los dirigentes liberales de la época que finalmente escogieron la candidatura de Misael Pastrana Borrero. Hace ya más de medio siglo y quienes no lo vivieron encuentran en los tres últimos capítulos una narración viva que incluye testimonios personales de la propia autora y de otros actores de la época, como Doña Bertha de Ospina. Se trata de uno de los episodios más dicientes de la política de entonces. Una contienda presidencial cuyos resultados fueron cuestionados por el candidato Rojas Pinilla. 19 de abril de 1970, una fecha que no es ajena a la situación política que hoy estamos viviendo. Entonces, surgió el M-19.
Evaristo Sourdis, y con él la Costa Atlántica, tenía todas las condiciones para ser un buen Presidente. Podría decirse, el Presidente que no fue. Un gran señor, hombre de paz, sin sectarismo, buen ciudadano, buen político, intachable.
Había hecho el cursus honorum completo. Concejal en Sabanalarga, diputado en la Asamblea del Atlántico, cuando estas corporaciones jugaban significativo papel. Un capítulo que vale la pena leer. Representante, Senador, dirigente de su partido del cual fue siempre militante activo, y buen diplomático. Varias veces embajador ante la ONU, también, varias veces ministro de Relaciones Exteriores, y antes Ministro de Trabajo, Contralor General. Jugó determinante papel en la solución del delicado caso del asilo de Raúl Haya de la Torre, el importante dirigente político peruano. Siempre hizo bien la tarea. Y la suya fue una carrera ascendente empujada por el mérito. Su apoyo político a su rival fue ejemplo de un leal miembro del partido.
La Costa Atlántica hace bien en recordarlo como uno de sus mejores hijos. El meritorio trabajo de Adelaida Sourdis Nájera es una acertada contribución. Enhorabuena.