FERNANDO NAVAS TALERO | El Nuevo Siglo
Miércoles, 12 de Septiembre de 2012

Dos siglos de guerras

 

Manuel Antonio Pombo y José Joaquín Guerra, alumnos de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional (1911), fueron autores de un documentado texto de Historia Constitucional que reseña las múltiples guerras sufridas por la República desde sus comienzos, empezando por la reconquista española que dio lugar a la llamada “Época del Terror” durante la cual, dicen, “las persecuciones, los latrocinios, la sangre inocente, la prisión y el destierro dieron ánimo a los perseguidos para organizar su defensa y constituir una nación libre”. ¿Es esta la cultura de la violencia?

Definida la guerra de independencia con las batallas del Pantano de Vargas y del Puente de Boyacá, se suponía que la Paz reinaría, pero no fue así. Otras muchas batallas tuvieron que librarse: Carabobo, Bomboná, Pichincha, Junín y Ayacucho.

La Carta Fundamental expedida en 1821 para un período de 10 años sucumbió de hecho a causa de las revueltas separatistas promovidas por Obando y López, amén de otros atentados y asesinatos que condujeron al exilio voluntario del Libertador, su muerte y la disolución de La Gran Colombia.

Desde “Las Juntas de Apulo” (1831) y hasta nuestros días, la historia de la República es la historia de la guerra y la paz. Santander fue objeto de un atentado; en 1840 se desataron revueltas que culminan con las batallas de “La Culebrera” y Huilquipamba; el general José María Melo (1854) se toma el poder y es luego derrocado por la fuerza, los demás conjurados fueron indultados, “muchos de los cuales eran reos de crímenes atroces”. En esa década 1850-60 ocurrió La Revolución de los artesanos; en los primeros días de 1860 se desata la guerra civil que culmina en diciembre de 1862, después del tratado de Yomasa.

La Constitución de 1863, desde su nacimiento, dividió al país político y religioso; el desorden público alimentó las revueltas: Honda, Cogotes, Santa Bárbara, Sonsón, Cartagena, La Humareda, entre otras, son batallas que testimonian guerras intestinas que demolieron el Estado constitucional.

La historia de la Carta de 1886 encierra, entre otras conmociones, el alzamiento de 1895, la guerra de los Mil Días causa de la pérdida del Canal de Panamá, la sublevación de Barranquilla 1909, los conflictos sindicales de 1926/28, la guerra con el Perú, la revuelta de 1948 y sus antecedentes violentos; en el año 1952 los diarios liberales son incendiados a causa de la guerra civil y de ahí en adelante es historia reciente; la pacificación de los Llanos, 1953; el renacimiento de las guerrillas 1957; la violencia en el período del Frente Nacional, etc.

Muchas guerras y acuerdos de paz se han dado en la historia, pero ninguna de las opciones ha sanado de raíz el motivo del conflicto. La verdadera Constitución nunca ha regido, mucho tilín tilín y nada de paletas. El problema social no se ha resuelto y la injusticia reina hace doscientos años.