Fronteras que se mueven | El Nuevo Siglo
Domingo, 4 de Diciembre de 2022

El título de este artículo seguramente puede hacer pensar a muchos en la evolución del frente en la guerra en Ucrania o, incluso, en una posible nueva frontera en la isla de Gran Bretaña en caso de que Nicola Sturgeon consiguiera llevar a cabo su programa electoral en este ámbito más allá de la reciente decisión del Tribunal Supremo del Reino Unido.

Pero lo cierto es que en este caso hago referencia a fronteras entre Estados que físicamente se mueven, o simplemente desaparecen, y lo hacen a causa del cambio climático. Porque este es el nivel del impacto que está teniendo nuestro reto civilizacional, que incluso es capaz de redibujar no solamente nuestros mapas físicos, también los políticos.

Me refiero, por una parte, al proceso de redefinición de la frontera italosuiza que se lleva a cabo desde el 2009 a raíz del deshielo que se sufre en las zonas alpinas por donde transcurre parte sustancial de la línea divisoria entre estos dos países.

Pues bien, en 2009, durante una de las revisiones periódicas que se hacen in situ de la frontera (los Estados hacen esto de enviar periódicamente topógrafos que revisan sobre el terreno que las líneas de demarcación entre ellos Wcontinúen en su sitioW) se descubrió que fragmentos de la mencionada franja habían físicamente desaparecido.

Y es que hacía casi 150 años que parte de la “línea” divisoria entre Italia y Suiza estaba delimitada topográficamente sobre referencias que se consideraban nieves perpetuas, y estas no habían sufrido ningún cambio hasta la llegada del cambio climático, que literalmente las ha borrado del mapa.

En 2009 se inició, pues, un proceso de negociaciones diplomáticas entre Suiza e Italia para redefinir estos fragmentos de la frontera que acabaron con los preceptivos acuerdos y reformulaciones jurídico-administrativas sin que nadie se hiciera daño.

El problema resurgió recientemente, doce años después, cuando en 2021 se reabrieron las negociaciones. El origen de la nueva problemática era el mismo, la pérdida sustancial de masas, no solamente los glaciares alpinos, sino también grandes masas de hielo y nieve hasta ahora perennes.

Pero en este caso ya no afectaba solo a extensiones de roca o piedras, en este caso afectaba a un lucrativo refugio de montaña, al Rigufio Guide del Cervino, justo en medio de uno de los principales complejos de esquí de los Alpes (Zermatt-Cervino).

El refugio fue construido en territorio italiano en 1984, pero recientemente, y a causa del deshielo, la referencia topográfica que marca la frontera por aquella zona precisa, se ha movido, haciendo que dos tercios del refugio pasen ahora a estar técnicamente en territorio suizo.

En este caso -visto el valor económico de la cuestión- las negociaciones han sido más complejas, y si bien parece que ya hay acuerdo este no se hará público hasta el 2023, cuando Suiza haya llevado a cabo todos los procedimientos necesarios para su ratificación.

La duda surge cuando se extrapola esta situación a contextos similares en cuanto al entorno físico, pero muy lejanos en el político o geoestratégico. Me refiero a las mutaciones que también se tienen que estar dando en algunas de las fronteras más volátiles del mundo que también se encuentran a altas alturas. Me refiero a los casos de la frontera entre India y Pakistán (con el contencioso de la Cachemira), o la frontera pakistaní-afgana, o las disputas que sobre la misma temática también tienen la India y la China en los entornos del Himalaya.

*Profesor asociado de Relaciones Internacionales de la española Blanquerna-Universidad Ramon Llull.